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Una boda tan discreta que ni la novia parecía novia
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Laura S. Lara

Escuela de Glamour

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Laura S. Lara

Una boda tan discreta que ni la novia parecía novia

Lo de Telma Ortiz este fin de semana podría contarse como "la misteriosa historia de una boda tan secreta que ni el cura sabía quién era la novia". A

Foto: Una boda tan discreta que ni la novia parecía novia
Una boda tan discreta que ni la novia parecía novia

Lo de Telma Ortiz este fin de semana podría contarse como "la misteriosa historia de una boda tan secreta que ni el cura sabía quién era la novia". A sus 38 años, la hermana de la Princesa de Asturias decidió casarse con el abogado y empresario Jaime del Burgo, en la más estricta intimidad y por sorpresa, en el monasterio de Leyre. Pero tanta fue la intimidad y tanta la sorpresa, que ni su hermana Letizia ni sus padres acudieron a la boda, y que quien viera a Telma llegar al altar podría haberla confundido con una invitada. Ah no, que tampoco hubo invitados... Dicen que los pocos fotógrafos que allí se congregaron tampoco supieron que se trataba de un enlace hasta el día siguiente, cuando analizaron las imágenes. Y es que Telma, en su afán por pasar desapercibida hasta 'el día más importante de su vida', no quiso optar, ni siquiera, por un vestido convencional. Objetivo: no levantar sospechas.

La hermana de Letizia cambió, casi por arte de magia, una chaqueta marrón y unos vaqueros, por un sencillo traje de pantalón tipo 'palazzo', cuerpo de gasa cruzado entallado en la cintura y una torerita tres cuartos, en décimas de segundo. Casi de incógnito, entró en Leyre soltera y salió, según dicen, casada. Eso sí, lo del blanco inmaculado que no falte. Tenía que dar alguna pista. Melena al viento y con tan solo unos pendientes de brillantes y el anillo de compromiso, podría decirse que el complemento más destacable de su estilismo nupcial fueron las muletas. Telma sufrió una lesión en Aspen (Colorado) días antes del enlace, por la cual tuvo que cambiar los bastones de esquí por estos otros que, aunque poco apropiados para una novia, le ayudan en su recuperación. Además, bien pensado, contribuían a la perfección al juego del despiste para paparazzi y otros 'indeseables'.

Feliz, compuesta y con novio, 'la otra Ortiz' no se desprendió de sus muletas, pero sí de su particular traje de novia nada más concluir el almuerzo. A pesar de que este parecía de lo más cómodo y no era en absoluto llamativo, decidió volver a enfundarse los jeans para continuar la celebración con amigos hasta la media noche. Buen truco, Telma. Después de haber visto la reserva de la ceremonia y la escasez de estilismos nupciales al uso, suponemos que tampoco hubo vestido de tornaboda. Un momento, ¿qué boda?

Lo de Telma Ortiz este fin de semana podría contarse como "la misteriosa historia de una boda tan secreta que ni el cura sabía quién era la novia". A sus 38 años, la hermana de la Princesa de Asturias decidió casarse con el abogado y empresario Jaime del Burgo, en la más estricta intimidad y por sorpresa, en el monasterio de Leyre. Pero tanta fue la intimidad y tanta la sorpresa, que ni su hermana Letizia ni sus padres acudieron a la boda, y que quien viera a Telma llegar al altar podría haberla confundido con una invitada. Ah no, que tampoco hubo invitados... Dicen que los pocos fotógrafos que allí se congregaron tampoco supieron que se trataba de un enlace hasta el día siguiente, cuando analizaron las imágenes. Y es que Telma, en su afán por pasar desapercibida hasta 'el día más importante de su vida', no quiso optar, ni siquiera, por un vestido convencional. Objetivo: no levantar sospechas.