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Máxima de Holanda, reina de estilo
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Laura S. Lara

Escuela de Glamour

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Laura S. Lara

Máxima de Holanda, reina de estilo

De todas las mujeres de la nobleza europea, Máxima Zorreguieta es, sin lugar a dudas, la que más disfruta con la moda. Al menos es a

Foto: Máxima de Holanda, reina de estilo
Máxima de Holanda, reina de estilo

De todas las mujeres de la nobleza europea, Máxima Zorreguieta es, sin lugar a dudas, la que más disfruta con la moda. Al menos es a la que más le luce. Y no sólo por su buen gusto, sino por un encanto personal que ha conseguido encandilar a los holandeses desde que en 2002 se convirtiera en princesa casándose con Guillermo de Holanda. Se la compara con Letizia hasta la saciedad, quizás demasiado, pues poco tienen en común ambas mujeres en estilo y en carácter. Una sonrisa abierta, sincera, y una naturalidad que derrocha charm y energía son las claves del éxito de la nueva reina de los Países Bajos. Cosas de las que, precisamente, carece nuestra princesa.

Esta argentina de orígenes guipuzcoanos se declara enamorada del color y de los tocados. Dos pasiones que nos ha invitado a descubrir en numerosos actos oficiales a lo largo de los últimos diez años. Este lunes, Máxima demostraba, además, que no tenía inconveniente en repetir modelito, acudiendo a su última cena como princesa con un Valentino rojo palabra de honor, plisado y con volantes, que ya lució en 2008 en Londres. El rojo es su color favorito, le trae suerte, según dicen. Y también lo es el diseñador italiano, en quien confió para su vestido de novia y al que recurre en tantas ocasiones.

El martes, para la firma del Acto de Abdicación de la reina (ahora princesa) Beatriz, eligió un elegante vestido color champagne con detalles de brillantes y un gran lazo en el hombro izquierdo. Un atuendo sobrio y muy adecuado para la ocasión. Por la tarde, para la investidura y juramento de su marido como nuevo rey de Holanda, volvió a dar rienda suelta a su gusto por el color, optando por un espectacular diseño azul cobalto de Jan Timiniau con capa, y una tiara de zafiros y diamantes. A juego, qué mejor que sus tres hijas, que se quitaron los alegres vestidos amarillos diseñados por la española Pili Carrera, para vestirse del mismo tono de su madre y de su abuela.

El estilo de Zorreguieta es libre, sin etiquetas, pero normalmente acertado y elegante. Incluso cuando arriesga, gana. Como el atrevido vestido metalizado y asimétrico con el que dejó a todos boquiabiertos en un evento nocturno en 2011. Su look de día aún mantiene cierto toque 'agresivo', propio de la bróker de Nueva York que un día fue. Pero Valentino se encargó de restarle rudeza y aportarle femineidad cambiando pantalones por faldas y vestidos. Hoy se puede decir que Máxima es la mujer que ha modernizado la monarquía europea con una imagen fresca y a la vez sofisticada.

Si algo hay que reconocerle a Letizia Ortiz es que apueste por los diseñadores nacionales, algo que a Máxima no parece importarle tanto, pues no dura en tirar de reconocidos modistos internacionales para sus actos oficiales. Fiel al nude y a los tonos tierra, recurre a los llamativos colores en cualquier ocasión, combinándolos con un gusto exquisito. Se la ha tildado injustamente de 'regordeta', cuando lo cierto es que tiene una figura perfecta para lucir vestidos ceñidos en la cintura o de corte sirena. Algo que ella sabe y aprovecha, conformando una imagen que denota personalidad y que bebe del power dressing de Margaret Thatcher, la clase de Lady Di y el glamour de Jacqueline Kennedy.

Pero no todos son trajes a medida. La nueva reina de Holanda siempre ha prestado especial interés a los complementos. Los zapatos han ensalzado más de uno de sus outfits, también los bolsos de mano y las joyas (la Casa de Orange cuenta con una colección de diademas que ya quisiera una Princesa Disney). Aunque si algo caracteriza a la argentina es su particular afición por los sombreros, tocados e incluso turbantes. Dicen que a todo el mundo le sienta bien un gorro, que sólo hay que buscar el adecuado. Pues bien, Zorreguieta ha encontrado ya unos cuantos. 

Los tocados de Máxima son a cuál más espectacular. Ya sea tipo diadema, como la que lució para el bautizo de su hija Ariane; pamela, como la que vistió en la boda de Alberto de Mónaco; de plumas, como con el que sorprendió en el enlace de los príncipes de Luxemburgo; o turbante, arriesgado accesorio con el que la hemos visto brillar en varias ocasiones. Doña Letizia se esfuerza por conseguir un efecto parecido, pero no hay manera. Su elección para la investidura de Guillermo de Holanda (un tocado ladeado tipo disco con plumas de María Nieto) ha vuelto a generar todo tipo de opiniones.

De todas las mujeres de la nobleza europea, Máxima Zorreguieta es, sin lugar a dudas, la que más disfruta con la moda. Al menos es a la que más le luce. Y no sólo por su buen gusto, sino por un encanto personal que ha conseguido encandilar a los holandeses desde que en 2002 se convirtiera en princesa casándose con Guillermo de Holanda. Se la compara con Letizia hasta la saciedad, quizás demasiado, pues poco tienen en común ambas mujeres en estilo y en carácter. Una sonrisa abierta, sincera, y una naturalidad que derrocha charm y energía son las claves del éxito de la nueva reina de los Países Bajos. Cosas de las que, precisamente, carece nuestra princesa.