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Todos aman (o no) a Gwyneth Paltrow
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Laura S. Lara

Escuela de Glamour

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Laura S. Lara

Todos aman (o no) a Gwyneth Paltrow

En cuestión de días, la Pepper Potts de la gran pantalla ha sido elegida la mujer más bella del mundo y la más odiada de Hollywood. Y

Foto: Todos aman (o no) a Gwyneth Paltrow
Todos aman (o no) a Gwyneth Paltrow

En cuestión de días, la Pepper Potts de la gran pantalla ha sido elegida la mujer más bella del mundo y la más odiada de Hollywood. Y es que si algo tiene Gwyneth Paltrow, además de un acento castellano perfecto aprendido en Talavera de la Reina (ahí es nada), es la capacidad para generar a su paso tanta admiración como envidia. La razón de este contrasentido es un misterio como los que le gustan a Iker Jiménez, pues la joven Wendy de Hook ha aprendido a hacer bien su trabajo (recordemos que tiene una estatuilla dorada por Shakespeare in love) y año tras año se esfuerza por dejarnos con la boca abierta sobre la alfombra roja. Pero al fin y al cabo, detestar siempre ha sido más divertido que adorar.

Al estreno de la tercera parte de la saga del superhéroe interpretado por Robert Downey Jr. en Los Ángeles, la estrella acudió con un espectacular vestido de Antonio Berardi con transparencias colocadas estratégicamente para alardear de eso de "sugiero pero no enseño". Quizás la idea era distraer a aquellos que aún no saben si amarla u odiarla. En la edición de los Oscar de 2012, el diseño con capa de Tom Ford la llevó a encabezar la lista de las mejor vestidas de la noche. Ya sabemos lo que eso significa. Lo cierto es que a sus 40 años, la mujer del vocalista de Coldplay (madre de los dos hijos de la pareja) puede presumir de tipazo, y también de ser una de las mujeres más elegantes del planeta. Al menos una de las más constantes a nivel de estilo.

Con claras referencias al lady de las 'chicas bien' de la gran ciudad (ya saben, el perfil femenino de Hugo Boss, Tiffanys & Co., DKNY o Michael Kors), recurre por norma general a colores básicos y a los certeros negro y blanco para sus apariciones nocturnas, al maquillaje natural (ella dice que a veces ni usa) y a los complementos sencillos, pautas que han convertido a Paltrow en la máxima representante del minimalismo. El "menos es más" es su sello personal y también la clave de su éxito.

Sin embargo, no siempre opta por los grandes nombres para llenar su fondo de armario. En más de una ocasión ha dejado tirada a Carolina Herrera para enfundarse un modelito de Barbara Casasola, Kaufmanfranco o Bibhu Mohapatra, firmas poco conocidas entre el gran público. La clave está en saber combinar estas prendas con otras de absoluta tendencia, de Dior o Ralph Lauren, para lograr un outfit intachable. Esta es la razón por la que al pensar en Paltrow nos viene a la mente un look femenino, casual pero elegante, y siempre moderno.

Su estilo es impecable. Eso no hay quien lo dude. Luego puede que la ojeriza venga de su vida privada. El papel de Tracy Millis en Seven, de David Fincher, le dio fama internacional, aunque no fue tanto por su trabajo como por su relación con Brad Pitt, lo cual ya puede generar cierta pelusa. Y a través de su blog, Gwyneth Paltrow muestra sus ideas, su estilo de vida, incluso se atreve a dar consejos o a recomendar carísimos 'caprichos' fashionistas, generando opiniones para todos los gustos.

Apasionada por la cocina (llegó a hacer un programa culinario para televisión titulado Spain... on the road again) y obsesionada con la alimentación de sus hijos, ha escrito varios libros sobre el tema y no permite a sus pequeños probar ciertos manjares que considera 'peligrosos' para su salud. Sobreprotección que no está de más, si no fuera porque hay quien dice que se ha inventado un 'trastorno celiaco' para justificar la no ingesta de estos productos.

Para terminar añadiré que en su momento también hubo rumores que la vincularon sentimentalmente con el príncipe Felipe... Nadie es perfecto, ya ven, ni siquiera la novia de Iron Man.

En cuestión de días, la Pepper Potts de la gran pantalla ha sido elegida la mujer más bella del mundo y la más odiada de Hollywood. Y es que si algo tiene Gwyneth Paltrow, además de un acento castellano perfecto aprendido en Talavera de la Reina (ahí es nada), es la capacidad para generar a su paso tanta admiración como envidia. La razón de este contrasentido es un misterio como los que le gustan a Iker Jiménez, pues la joven Wendy de Hook ha aprendido a hacer bien su trabajo (recordemos que tiene una estatuilla dorada por Shakespeare in love) y año tras año se esfuerza por dejarnos con la boca abierta sobre la alfombra roja. Pero al fin y al cabo, detestar siempre ha sido más divertido que adorar.