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¿Hay buenos arroces en Madrid?
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Carlos Herrera

La alacena de Carlos Herrera

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¿Hay buenos arroces en Madrid?

Que sí, que sí, que en Madrid también se puede comer un buen arroz. Fuera de la Comunidad Valenciana se comen arroces dignos, con menos frecuencia

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¿Hay buenos arroces en Madrid?

Que sí, que sí, que en Madrid también se puede comer un buen arroz. Fuera de la Comunidad Valenciana se comen arroces dignos, con menos frecuencia que en su interior, indudablemente, pero se comen. En la capital de España hay voluntariosos creadores de paellas, aunque no todos bendecidos por el éxito.

Uno de los que puede gozar del favor del público es la cafetería Samm, en la calle Carlos Caamaño, donde he degustado arroces de primera calidad. En contra de los que dicen que el agua de Madrid no es propicia para el arroz, esta familia de origen valenciano ha conseguido una clientela fiel gracias a servir una calidad constante y persistente en la confección arrocera. Su terraza agradable y acogedora permite degustar una paella servida al centro de la mesa en la que la capa del arroz es la debida, el grado de 'socarrat' no es exagerado y las previas en forma de ensaladilla o de chipirón plancha hacen más agradable la vida a quienes deciden consumir un mediodía en sus predios.

Hay más opciones, habida cuenta que Madrid es el resumen perfecto de las Españas, ese lugar en el que es posible que el mejor pescado se consuma en sus mesas, la mejor carne se corte en sus asadores o los mejores guisos se coman en sus comedores. Los Arroces de Segis es otra gran apuesta: en Infanta Mercedes se puede comer un excelente arroz con caracoles con fuego de sarmiento sin tener que viajar por la provincia de Alicante. Segismundo Amorós dejó su casa en Murcia para asaltar la capital y demostrar que lo que era posible en el Mediterráneo era posible a la orilla del Manzanares. Los primeros son secuenciales, es decir, pimientos de la zona, embutidos murciano y ensaladilla ad hoc. Y luego un arroz fino, delicado, sabroso, hecho al calor de la mejor tradición costera. Segis no sólo prepara arroz con conejo y caracoles, pero esta creación se me antoja sublime.

Sigo: un arroz tan bueno como el de la Casa de Valencia en la calle Pintor Rosales es el de Casa Nemesio en la Castellana, más allá de las Torres Kio. Es un clásico que difícilmente te traiciona y está en correlación con su hermano Puerta 57 en las orillas del Santiago Bernabeu. Puerta 57 es una de las mejores barras de España sin discusión, sólo comparable a Nou Manolí en Alicante o a Balbino en Sanlúcar de Barrameda, lugares a los que habrá que dedicar un día concreto y especial en función de su espectacular calidad. Puerta 57 elabora un 'arroz a banda' digno del mejor enclave alicantino y guarda, por lo general, una relación calidad precio muy razonable. Los que, por demás, sean seguidores del Real Madrid pueden extasiarse en la contemplación de su estadio ya que los comedores dan al verde césped por donde los de blanco corretean cada semana.

Hay varios lugares para comer arroz, indudablemente, pero muchos de ellos son claramente irregulares: un día te preparan un arroz con verduras sublime y otro día te dan un engrudo con el que enfoscar paredes.

Se siguen admitiendo sugerencias. Gracias a ellas supe la semana pasada que en mi ciudad, Sevilla, se puede comer un excelente arroz -a decir del comunicante-  en la Arrocería Plaza, en el Hotel Vértice. Lo tengo pendiente. La semana que viene hablamos de los caldosos.

Que sí, que sí, que en Madrid también se puede comer un buen arroz. Fuera de la Comunidad Valenciana se comen arroces dignos, con menos frecuencia que en su interior, indudablemente, pero se comen. En la capital de España hay voluntariosos creadores de paellas, aunque no todos bendecidos por el éxito.