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Tánger, bullicio y hospitalidad
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Kike Sarasola

La mochila de Kike Sarasola

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Tánger, bullicio y hospitalidad

Permitidme que, siguiendo mi punto de vista, como si estuviéramos dando un paseo por Tánger, comparta con vosotros aquellos sitios que me despiertan emociones o me

Foto: Tánger, bullicio y hospitalidad
Tánger, bullicio y hospitalidad

Permitidme que, siguiendo mi punto de vista, como si estuviéramos dando un paseo por Tánger, comparta con vosotros aquellos sitios que me despiertan emociones o me impresionan. Tánger hay que descubrirlo. Seguramente tendrás que darle unas cuantas oportunidades, como me pasó a mí.

 

Quizá por estar a una hora y media de Madrid, o a veinticinco minutos de Málaga, nos unen más cosas de las que en un principio creemos. La realidad es que estamos a tiro de piedra. Mi naturaleza es curiosa y atrevida, y eso me ayudó a vencer y sobrellevar las diferencias culturales que hay entre España y Marruecos; por eso, superando los temores y la pereza inicial, os sugiero entrar en Tánger y disfrutar de lo desconocido, apreciar la hospitalidad tangerina y ser uno de ellos.

Las últimas visitas que hemos hecho Carlos y yo han sido invitaciones a la casa de nuestro amigo Tomás Alía, cómplice de lo bueno y de lo menos bueno, de lo divino y de lo menos divino. Nada más llegar a su casa, Tomás y Pedro nos obsequian con una chilaba y unas babuchas para que aparquemos nuestra mochila europea y nos convirtamos en un norteño más.

¡A caminar!

Entramos en La Medina, donde callejear para descubrir el zoco es todo un placer. Os aconsejo pasear mientras se escucha el bullicio provocado por los ruidos de la vida cotidiana. Hay que descubrir los olores (los habrá de todo tipo) para disfrutarlos en su máxima expresión. Os recomiendo la tienda de jabones Madini, que los tiene con esencias que van desde el jazmín hasta el azahar.

Hay todo tipo de comercios con artículos típicos del país, como babuchas de cuero, caftanes o chilabas. Os sorprenderá la cantidad de establecimientos dedicados a los textiles, muebles y anticuarios. Seguimos por el zoco chico, donde es recomendable una visita a la American Legation -primera sede diplomática americana en el extranjero (Rue d’Amériuqe Quartier Béni Yedder)- y ver el archivo de Paul Bowles. Cerca de la plaza, se encuentran las tiendas de collares y de telares (casi como en la Edad Media). Encontrarás tejidos maravillosos a buen precio.Otro paseo con solera es el que transita por el Boulevard Pasteur, donde hallarás todo tipo de cachivaches interesantes, como en el Bazar Tinduf o en la Cueva de Alí Babá.

¡Cómo me hubiera gustado haber conocido a Barbara Hutton! conocida por haber tenido siete maridos y por los fiestones que se montaban en su casa (Calle Sidi Ben Raissoul). Y aquí, en la misma plaza de la Casbah, no dejen de visitar la tienda de una decoradora francesa (no recuerdo su nombre) por su cerámica y ropa de hombre y de mujer.

¡A comer!

Se come de cine. Como en el Hotel Minzah (85, Rue de la Liberté), que inspiró la película Casablanca y tiene mucha historia. Por aquí han desfilado desde Churchill hasta Onassis, pasando por todos los espías del periodo de entreguerras. Podrás degustar la mejor comida marroquí, mientras te bailan la danza del vientre. En el Relaix de Paris (42, Rue de Hollande), disfrutarás de la mejor comida francesa con una buena relación calidad-precio y atendidos divinamente por Remi y Phillippe.

En Tánger existe una influencia española destacada, ya que fue protectorado español. Un buen ejemplo es el restaurante-launge El Disparate (Av. Mohammed VI), llevado por la simpática madrileña Olga. Está situado en el paseo marítimo.

En plena plaza del zoco grande, se encuentra situado en la azotea de un edificio racionalista Les Passagers (4 Place du 9 avril) de Tanger. Tendrás muy buena comida francesa y, sorprendentemente, ¡muy buen jamón!

Otra joya, que valoro mucho porque no tengo la posibilidad de disfrutarla durante el año, es esa inmensa playa de más de 40 km. ¡Qué gozada! Desde el Hotel Mirage verás unas impresionantes vistas del Cabo Spartel. Y comerás un buen pescado. Ahora, si eres playero como yo, está el restaurante L´ocean (Playa de Sidi Kacem), al borde del Atlántico, con una terraza con solarium. Encontrarás un ambiente muy chic.

Uno de mis favoritos, también en la playa de Briech, es el Restaurante de Renzo. Comida italiana, servida por Renzo y Vanozza, donde siempre tienen platos del día, todos recomendables. ¡Qué siestas he disfrutado en la zona acotada en la playa!

Un paseo que recomiendo es al pueblo de Asilah, a 30 minutos de Tánger. Visitad y caminad por toda la Medina. Cerca de la iglesia de St. Andrews, frente al zoco, hay un mercado de verduras y pescados muy sugerente. Como interesante es ver la casa del Gobernador o el Palacio Real. Recomiendo dos restaurantes en la localidad, ambos con excelente pescado: Casa García y Casa Pepe.

De vuelta en Tánger y puesto el sol: ¡Vámonos de copas!

La primera copa solemos tomarla en el Tangerin (1 rue Magellan). Siempre encontrarás gente guapa y alternativa. Aquí es donde tomaba copas la Beat Generation. Destaca por su buena música y ambiente. Podría ser el mejor sitio de Tánger. Es mi impresión. O si estás cenando en el Relais de Paris, te puedes tomar la primera copa en el Lounge, con buena música y gente guapa.

¡Y después de la primera copa, llega la segunda, tercera… y a bailar! Las mejores opciones están en el Paseo Marítimo. Les recomiendo el Annie´s Lounge (Avenue Mohammed VI), que era la antigua Disco Pasarela, y el Snob (Avenida Mohammed VI), con una decoración interesante.

Espero haberos sido útil, ya que intento transmitiros mis propias experiencias como opción, aunque me encanta descubrir sitios nuevos propuestos por otras personas. Me encanta viajar con mis buenos amigos, ya que cada viaje se convierte en una experiencia o aventura. Un saludo a todos. Nos vemos en la siguiente Mochila.

Permitidme que, siguiendo mi punto de vista, como si estuviéramos dando un paseo por Tánger, comparta con vosotros aquellos sitios que me despiertan emociones o me impresionan. Tánger hay que descubrirlo. Seguramente tendrás que darle unas cuantas oportunidades, como me pasó a mí.