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Parada y fonda en Santiago de Chile
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Kike Sarasola

La mochila de Kike Sarasola

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Parada y fonda en Santiago de Chile

Por esos maravillosos ratos que he tenido en Santiago, por mis amigos chilenos, por ser un país que sorprende, por ser un gran desconocido y para

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Parada y fonda en Santiago de Chile

Por esos maravillosos ratos que he tenido en Santiago, por mis amigos chilenos, por ser un país que sorprende, por ser un gran desconocido y para que sea más corta la distancia entre España y Chile. Por esto y por mucho más, le dedico esta Mochila a Santiago de Chile.

Existe un denominador común en todos los chilenos que conozco. No sólo su habla chilena que, una vez conocidos los acentos hispanos, se hace destacar pero sin ser exagerada, como son ellos. También destacan por ser cautos, prudentes, nada ostentosos lo que, visto desde mi punto de vista como español, son atributos que valoro por echarlos de menos. Alguna vez lo he comentado con mis amigos chilenos y a ellos les pesa un poco porque les provoca esa sensación de “algo me estoy perdiendo”.

Yo creo que esto se debe, en gran medida, al origen o inicio de esta nación. La idiosincrasia de un pueblo está condicionada por sus orígenes. Si escarbamos en la historia de Chile descubriremos que el país nació no desde la codicia y la ambición, ya que no había oro en sus tierras, sino del deseo generoso de alimentar al virreinato del Perú, donde la vida española estaba asentada en las fértiles tierras que allí abundaban. La fundó Don Pedro de Valdivia, con métodos y discursos que serían políticamente incorrectos si se dieran en esta era. ¡Yo no los habría aceptado ni comparto cómo se hizo! Pero no sólo era la carencia de oro lo que desanimaba a los conquistadores, sino también la reputación de los Araucanos. Estos eran aborígenes del sur del continente que, sin tener la cultura de los Aztecas y los Incas, constituían un pueblo guerrero dispuesto a defender su tierra sagrada.

Tierra de cumbres nevadas

Chile es un país, y no sólo lo digo yo, con la reputación de ser el más estable y desarrollado de su entorno. Pregunté cuál era el origen del nombre y, por un momento, llegué a creer que por el mero hecho de tener forma de ají era algo obvio. Luego pensé: aunque tenemos calles nombradas como Alta, Baja, o plazas como Mayor o Nueva, es un país que no olvida sus raíces. Por ello, me convence más la tesis de que los aborígenes Aymaras del altiplano Norte llamaran al territorio Tchili, que quiere decir “confín del mundo” o también “cumbres nevadas”. Prefiero creer a los Aymaras.

La conquista de la ciudad de Santiago ha dado lugar a numerosas novelas, siendo la más reciente y maravillosa, Doña Inés del Alma Mía, de Isabel Allende. La autora relata con gran fidelidad histórica y maravilloso estilo, la profunda relación amorosa entre Don Pedro de Valdivia y Doña Inés de Suárez, que luchó junto a él hasta establecer la ciudad de Santiago de Chile.

Después de los españoles, atraídos por los grandes yacimientos de salitre del norte, llegaron los ingleses, que marcaron profundamente los hábitos, la cultura y los gustos de la sociedad chilena. Al término de la II Guerra Mundial, gran cantidad de alemanes llegaron como inmigrantes, ocupando amplias extensiones de tierra en el sur del país. Impregnaron Chile de su característico aroma de galletas y kuchen, que es como hasta hoy se llama a las deliciosas tartas que se acostumbra a disfrutar a “la hora del té”, una arraigada costumbre chilena equivalente a nuestra merienda.

También llegaron yugoslavos, gran cantidad de italianos y españoles (principalmente vascos) que huían de la Guerra Civil y que generaron las grandes fortunas locales de hoy día con su incansable disposición al trabajo, su tesón y su reconocida alergia al despilfarro.

Aires parisinos en América del Sur

Santiago, metrópolis de América del Sur, se ha transformado en un referente permanente para los viajeros de negocios y turistas, con estructuras modernas, buena atención y una gran variedad de tiendas, restaurantes y hoteles (empresas dedicadas al servicio en general). Una de las áreas más destacadas para quien busca moda es Alonso de Córdova, una tradicional avenida de grandes residencias de familia en el corazón de Vitacura, que ahora es la 5th avenue de Santiago. Tiene tiendas de todo tipo: diseño de muebles, cocina, ropa, accesorios, todo de vanguardia, de primera línea. Algunos nombres o referencias son: Emporio Armani, Restaurante El Europeo, Louis Vuitton, Hermés, Max Mara y otras.

También es recomendable la Plaza del mulato Gil de Castro, en las faldas del cerro de Santa Lucía, que es el área bohemia y cultural por excelencia. También el Barrio Lastarria, con restaurantes tipo Bistró, de precios accesibles y buena comida, mucho ambiente artístico con obras de teatro, pequeños "Cine Arte" y librerías de famosos y polémicos escritores (por ejemplo, Enrique Lafourcade). Aquí encontrarás restaurantes como R. y Scuadrito

De modo que el Santiago de hoy, con su Palacio de Gobierno, La Moneda, construido por Eiffel y su Palacio de Bellas Artes, que sirve de marco y puerta de entrada al Parque Forestal, le recuerda mucho a uno los parisinos Campos Elíseos. Sus cafés y restaurantes de moda frente a la Universidad Católica le hacen a uno sentir mucho del aire europeo fusionado con la cocina, basada aquí en la gran variedad de marisco y pescados propios de la larga costa chilena. Los hay desde los cotizados “locos”( los mismos que en Japón y en USA se conocen como abalones y te pueden costar hasta 300 dólares estadounidenses cada unidad, y que en Chile un plato de seis unidades cuesta unos 20 dólares estadounidenses, como mucho), hasta las deliciosas machas a la parmesana, las almejas, los ostiones, las jaivas o cangrejos, así como langostas y centollas y, para los más atrevidos, los erizos, los piures y los picorocos.

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Es una experiencia ir al Mercado Municipal a disfrutar de todo este marisco crudo. Recomiendo viajar hasta la ciudad de Valparaíso, a poco más de una hora en coche desde Santiago, para disfrutar de este manjar acompañado de los mejores vinos chilenos en el Café Turri, legendario por sus magníficas bodegas, su vista espectacular y donde su galardonado chef, Erwan Salaún, da vida a los sabores típicos de la cocina chilena y europea. Está ubicado en la cima del Cerro Concepción, al que podrás llegar en coche o en el ascensor Concepción, que es una forma típica de alcanzar la cima de los numerosos cerros de Valparaíso.

Valparaíso esta considerado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y te fascinará recorrer sus cerros, la Chascona, una de las casas-museo de Pablo Neruda, el Congreso Nacional, los innumerables restaurantes y cafés típicos, a los que se llega en sus famosos ascensores que te permiten disfrutar de espectaculares vistas del puerto, de las playas y de las costas del Pacífico cercanas a la ciudad. Entre ellas destaca la de su vecina Viña del Mar, balneario concurrido por miles de turistas argentinos y brasileros, así como del público santiaguino que la visita permanentemente.

Pero volvamos a la capital de este largo y estrecho país. En el centro de la ciudad se han restaurado áreas coloniales de hermosa arquitectura, como el Barrio Concha y Toro, ubicado entre las calles Alameda, Erasmo Escala, Brasil y Cumming. Se caracteriza por sus calles empedradas, antiguas mansiones que reflejan la gran elegancia de la sociedad a comienzos del siglo XX. Es un paseo al Santiago colonial en su mejor fachada. Te encontrarás con el Teatro Carrera, la Plaza de la Libertad de Prensa, afamada plazuela de canaletas adoquinadas con su hermosa fuente en el centro. A su alrededor se han desarrollado gran cantidad de restaurantes de calidad. Te recomiendo muy especialmente el Zully, una casona construida en 1912 que fue hogar del poeta Vicente Pérez Rosales y es hoy uno de los lugares preferidos de empresarios y políticos que quieren disfrutar de una excelente cocina en un entorno espectacular. Está ubicado en la calle Concha y Toro 34. Otra de las atracciones es el Café Tales, ubicado en Concha y Toro 39. Con una espléndida terraza sobre el barrio, su especialidad es el grano negro de todo el mundo. Además, cuenta con un cómodo hostal para pasar la noche.

Barrios antiguos y modernos

Toda esa sociedad santiaguina que a comienzos del siglo pasado vivía en el Barrio Concha y Toro, la Plaza Brasil, República y otros, se mudó hace ya tiempo hacia el oriente, a los pies de la Cordillera de Los Andes. Ésta sirve de espectacular fondo a la hermosa ciudad, especialmente a comienzos de primavera, en septiembre, cuando se alza nevada y majestuosa en toda su impresionante altura. Así nacieron el clásico barrio El Golf, donde se encuentran el Ritz, con sus concurridos brunch de cada domingo y el W, con sus famosos bares y diseño de renombre. También la calle Isidora Goyenechea, con sus innumerables cafés y restaurantes y la Casa del Vino, donde podrás encontrar los mejores vinos chilenos junto a cualquier utensilio y aparato necesario para descorchar botellas, presentar los caldos, proteger la duración una vez abierta la botella, etc.

La ciudad está surcada, de cordillera a mar, por el Río Mapocho, que en el sector oriental vio crecer en su ribera Borde Río, un hermoso complejo de restaurantes internacionales que son el deleite de los más exigentes paladares. Allí os recomiendo El Otro Sitio, comida peruana y de fusión, donde se sirve el mejor pisco sour de la ciudad.

Su Picante de Camarón, sus “tiraditos”, el Seco de Cordero, las Papas a la Huancaína y, como broche de oro, el típico postre Suspiro Limeño, le han dado su reputación de insuperable. Si lo tuyo es la comida japonesa, no puedes perderte el Zacura, paraíso de la mejor cocina japonesa en Borde Río.

Si os sobran ganas, no dejéis de visitar en la Patagonia chilena el Parque Nacional Torres del Paine. Para mí sería motivo de otra Mochila.

Espero que hayáis disfrutado leyendo estas palabras igual que he disfrutado escribiéndolas. Chile, ¡qué gran país!

Por esos maravillosos ratos que he tenido en Santiago, por mis amigos chilenos, por ser un país que sorprende, por ser un gran desconocido y para que sea más corta la distancia entre España y Chile. Por esto y por mucho más, le dedico esta Mochila a Santiago de Chile.

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