Begoña Gómez, Nochebuena y Navidad inciertas en el 'rancho de Aznar'

Con las negociaciones con Esquerra Republicana paradas y las posibilidades de formar gobierno en el aire, Pedro Sánchez se enfrenta a unas navidades complicadas (y Begoña, ya de paso, también). Porque parece que la historia de este verano se repite y la posibilidad de disfrutar de unos días tranquilos en familia se ha convertido en un rompecabezas complicado de resolver. El presidente en funciones tiene los planes sobre el papel, pero en la práctica desde su equipo aún no ven claro que vayan a producirse punto por punto.

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Así nos lo han transmitido desde su gabinete, desde donde no se atreven a adelantar acontecimientos por muy calculados que estén. “Sinceramente, tal y como está la situación política, no es posible saberlo”. Posiblemente, ni Begoña Gómez, quien ya tendrá las maletas hechas de porsiacasos, tampoco sería capaz de responder a esta cuestión.

Aún a la espera de saber las fechas, lo que sí conocemos es el destino. Tal y como han adelantado fuentes del entorno del todavía presidente en funciones a Vanitatis, está todo preparado para que Sánchez y su familia salgan en cualquier momento dirección a la finca Quintos de Mora. Una de las propiedades de Patrimonio Nacional de las que más ha disfrutado desde que ocupa la Moncloa y que muy a su pesar fue apodada por Bush como el 'rancho de Aznar'. Una auténtica fantasía justificada en ese momento. Se dice que Aznar la convirtió en su segunda residencia durante sus años como presidente.

Su finca favorita

Algo que también ha hecho el líder del PSOE, dicho sea de paso. Desde 2018, Sánchez ha disfrutado hasta en cuatro ocasiones de unos días de paz y asueto en la recién reformada residencia que preside las más de 6.800 hectáreas de finca que el Patrimonio Forestal del Estado adquirió en 1942 en Los Yébenes (Toledo).

Glamour y aire fresco a menos de dos horas de Madrid, donde encontrar la paz y tranquilidad en unos terrenos que si hablasen, tendrían mucho que contar y que este año podrían ser escenario de la cena de Nochebuena y de la comida de Navidad de Sánchez y su familia. Unas fiestas en las que esperamos que el exceso de amor familiar contrarreste la ausencia de paz laboral.