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Unas sandalias dalinianas con alma surrealista
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Laura Requejo

Objeto de deseo

Por
Laura Requejo

Unas sandalias dalinianas con alma surrealista

¿Qué es? “Un par de zapatos de Charlotte Olympia que se llaman Elsa. Sí, como Elsa Schiaparelli, diosa de la moda a la que todos deberíamos venerar...

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¿Qué es?"Un par de sandalias de Charlotte Olympia que se llaman Elsa. Sí, como Elsa Schiaparelli, diosa de la moda a la que todos deberíamos venerar con fervor. ¡Se inventó el punto estampado! ¡Y teníauna jaula en su tienda de la Place Vendôme! Y, mientras, Coco Chanel rabiaba de envidia a la vuelta de la esquina”.

¿Por qué lo deseo? "Porque con ellos te pones dos langostas en los pies. Aunque no tengo claro que sean en realidad langostas. A mí me parecen más bien bogavantes. Pero en el mundo anglosajónla langosta de antenas largastípica del Cantábrico debe de tener otro nombre que estoy segura que algún alma gourmetva a señalar en los comentarios de este post. Pero lo que me interesa es el concepto langosta llevado a la moda. Algo que combinó a la perfección, precisamente, Elsa Schiaparelli. Íntima de surrealistas (en el sentido literal de la palabra, aunque además de representantes del movimiento eran estrafalarios per se) como Salvador Dalí. Entre ambos idearon un mundo lleno de crustáceos que enamoró hasta a la duquesa de Windsor".

¿Lo tendré algún día? "Hermanísima de Alice Dellal (de ese círculo elitista de amiguitos que copan como si nada el front row de Giambattista Valli), Charlotte es una zapatera que da siempre mucho juego. Tiene un curioso sentido del humor que traslada a zapatos y accesorios que desearía poseer en bloque. ¿Para qué comprar solo uno pudiendo tenerlotodo? Cierto, porque en realidad no puedo permitirme ninguno. Ni siquiera en las rebajas. Aviso a navegantes: están a 747 euros en su web".

¿Qué es?"Un par de sandalias de Charlotte Olympia que se llaman Elsa. Sí, como Elsa Schiaparelli, diosa de la moda a la que todos deberíamos venerar con fervor. ¡Se inventó el punto estampado! ¡Y teníauna jaula en su tienda de la Place Vendôme! Y, mientras, Coco Chanel rabiaba de envidia a la vuelta de la esquina”.

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