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De ajuares románticos e inspiraciones victorianas
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María José Navarro

Y comieron perdices

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De ajuares románticos e inspiraciones victorianas

Ajuar, la propia palabra es antigua. Ya no se hacen ajuares como los de antes por razones obvias: nadie sabe bordar, no queremos hacer camas complicadas

Foto: De ajuares románticos e inspiraciones victorianas
De ajuares románticos e inspiraciones victorianas

Ajuar, la propia palabra es antigua. Ya no se hacen ajuares como los de antes por razones obvias: nadie sabe bordar, no queremos hacer camas complicadas cuando puedes estirar un edredón en 3 minutos, ni vamos a tener a nadie que nos planche manteles de hilo, ni probablemente tengas ocasión de lucirlos mucho si lo que vas a hacer es llegar derrengada a cenar a casa con una bandeja delante de la tele con tu recién estrenado marido. Esto lo entiendo. Me da pena, pero lo entiendo.

Pero hay algo en lo que me cuesta transigir, y es en la lencería para dormir. En la época de nuestras abuelas lo habitual eran recatados camisones y batas de exquisitos tejidos y puntillas cuya misión era tapar cuanto más mejor. Pero hubo un momento, inolvidable y maravilloso, en el que la lencería era exquisita, de factura impecable y además te hacía elegante, sexy y atractiva. Hablo de los años cuando toda novia chic pasaba por la tienda 3enClaudio de Madrid o encargaba alguna pieza en la inolvidable Meye Maier.

Desafortunadamente, ninguna de las dos existe ya. Sin embargo, aún hay novias que se preguntan dónde pueden encontrar camisones que nos sean rancios pero que tengan ese algo especial y personalizado, que no sean las propuestas impersonales y masificadas de las tiendas especializadas o grandes almacenes. 

A mí me encantan los de La Costa del Algodón. Es una marca asturiana que podéis encontrar en Madrid en Mimoki. Tienen unos conjuntos de batas y camisones románticos, nostálgicos, vaporosos, hechos con telas naturales, algodones y sedas francesas y cintas de terciopelo. Ahora que se llevan tanto las bodas de inspiración vintage, qué mejor manera de rematarlas que con un camisón y una bata de aspecto campestre victoriano.

También recomiendo los camisones, pijamas y batas de May Caso, palabras mayores en cuanto a sofisticación y glamour. Muy del estilo de los de Meye Maier de antaño; los hacen a medida en su taller con las mejores sedas y encajes de Valenciennes.

Un consejo para las que lean esto y les dé pereza el tema 'camisón y bata': no te engañes, necesitas por lo menos un conjunto perfecto para abrirle la puerta al room service de ese maravilloso hotel de lujo al que te vas a ir de viaje de novios, al cartero cuando ya estés en tu casa, a tu suegra que se presenta sin avisar el domingo por la mañana para traerle churros a su niño o simplemente cuando vayáis invitados unos días a casa de unos amigos. No vale aparecer con el pijama de Hello Kitty, tu camiseta preferida de cuando hiciste el Erasmus ni enroscada en un albornoz.

Estas prendas son tan ideales que incluso te apetecerá salir a la calle con ellas. Yo no lo descarto.

Ajuar, la propia palabra es antigua. Ya no se hacen ajuares como los de antes por razones obvias: nadie sabe bordar, no queremos hacer camas complicadas cuando puedes estirar un edredón en 3 minutos, ni vamos a tener a nadie que nos planche manteles de hilo, ni probablemente tengas ocasión de lucirlos mucho si lo que vas a hacer es llegar derrengada a cenar a casa con una bandeja delante de la tele con tu recién estrenado marido. Esto lo entiendo. Me da pena, pero lo entiendo.