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La historia detrás de la paloma de Picasso, símbolo universal de la paz
Esta imagen fue la escogida para ilustrar el encuentro internacional que se celebró en París el 20 de abril de 1949
La paloma de la paz es el símbolo picassiano por excelencia, ya que forma parte de la iconografía más conocida del genio malagueño y siempre ha estado vinculada al Museo Casa Natal Picasso y a la ciudad de Málaga, la que vio nacer al artista más universal y que a través de sus grandes obras maestras ha aportado esperanza y libertad.
El famoso símbolo nacido de la creatividad del malagueño nació cuando se celebró el primer Congreso Mundial por la Paz, el 20 de abril de 1949 en París. El cartel de este encuentro fue diseñado por el pintor andaluz a partir del dibujo de una paloma y desde entonces se ha convertido en el símbolo universal de la paz.
El congreso de Breslavia
La iniciativa de poner en marcha el congreso surgió en 1948 después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se reunieron en la ciudad polaca de Breslavia intelectuales y artistas de todo el mundo para hacer un llamamiento sobre la necesidad de superar los conflictos bélicos y vivir de forma pacífica. El primer Congreso Mundial por la Paz se desarrolló entre el 25 y el 28 de agosto de 1948 y estuvo presidido por Fréderic Joliot-Curie, prestigioso científico francés y premio Nobel.
Se trataba de una iniciativa pacifista impulsada por la organización del llamado Movimiento por la Paz. En él participaron intelectuales de cuarenta y cinco países y, entre ellos, una delegación española compuesta finalmente por cinco hombres entre los que se encontraba el inmortal artista malagueño.
Picasso fue el miembro más popular de la delegación española y uno de los congresistas más célebres y queridos por el pueblo polaco de Breslavia en aquel congreso de 1948, un encuentro que le hizo volar en avión por primera vez en su vida y que siguió con suma atención. También es el primer discurso público del artista que se centró exclusivamente en la libertad de su amigo Pablo Neruda, perseguido por la policía en Chile y del que se desconocía el paradero.
Apoyo a Neruda
Picasso leyó, ante los 500 congresistas de 46 naciones: “Tengo un amigo que debería estar aquí, un amigo que es uno de los mejores hombres que haya conocido. No es solamente el más grande poeta de su país, Chile, sino también el más grande poeta de la lengua española y uno de los más grandes poetas del mundo: es Pablo Neruda”, empezó diciendo el pintor. “Nuestro Congreso, a mi modo de ver, no debe aceptar una injusticia tal, que se vuelva en contra de nosotros todos. Si Pablo Neruda no recobrara su libertad, nuestro Congreso no sería un Congreso de hombres dignos de ser libres”, añadía para terminar exigiendo “imperiosamente para Pablo Neruda el derecho a expresarse libremente y vivir libremente donde le plazca”.
Años después, en sus memorias, al escritor chileno evocará con ternura aquel primer discurso de Picasso en Breslavia: “Entonces surgió Picasso, tan grande de genio como de bondad. Estaba feliz como un niño porque había pronunciado el primer discurso de su vida. El discurso había versado sobre mi poesía, sobre mi persecución, sobre mi ausencia”.
La imagen de una paloma blanca sobre un fondo oscuro se convirtió en la escogida para aquel evento y en un emblema de los congresos posteriores, en los que el pintor malagueño realizó diferentes variaciones sobre el dibujo del ave.
Pero, además, la iconografía de la paloma adquiere otros significados en la biografía del Picasso, ya que representa la unión del pintor con su padre y el recuerdo de su ciudad natal. Su progenitor, José Ruiz Blasco, pintor, profesor de dibujo en la Academia de Bellas Artes y conservador del Museo de Bellas Artes de Málaga, enseñó a pintar a Picasso y sus primeros dibujos fueron palomas. En su obra, esta imagen adquiere un significado más allá de lo artístico para convertirse en una de sus señas de identidad.
“La paloma de Picasso vuela sobre el mundo, nívea e inmaculada, llevando a las madres una palabra dulce, de esperanza, despertando a los soldados con el roce de sus alas para recordarles que son hombres, hijos del pueblo, que no queremos que vayan a la muerte. Y vuela sobre los monumentos y las ciudades, se queda pegada a todos los muros de todas las ciudades del mundo con el mensaje de la paz que el maestro Picasso envió con ella a todas partes”, pronunció Pablo Neruda dos años después en Varsovia.
La paloma de la paz es el símbolo picassiano por excelencia, ya que forma parte de la iconografía más conocida del genio malagueño y siempre ha estado vinculada al Museo Casa Natal Picasso y a la ciudad de Málaga, la que vio nacer al artista más universal y que a través de sus grandes obras maestras ha aportado esperanza y libertad.