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Ocean, probablemente el mejor restaurante portugués
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Ocean, probablemente el mejor restaurante portugués

Continuamos esta semana con la crónica de la anterior sobre dos de los mejores restaurantes de Portugal. Hoy nos adentramos en el que, para este humilde Gastrogato, es simplemente el mejor

Foto: Restaurante Ocean
Restaurante Ocean

Continuamos esta semana con la crónica de la anterior sobre dos de los mejores restaurantes de Portugal. Hoy nos adentramos en el que, para este humilde Gastrogato, es simplemente el mejor (por encima del Belcanto de José Avillez), aunque conviene matizar algunas cosas antes.

Ocean se enmarca en el impresionante hotel Vila Vita, que, a diferencia de Vila Joya del que hablábamos la pasada semana, no es el único establecimiento de restauración del complejo y eso parece imponer menos rigideces. Sin embargo, esas rigideces existen ante un público (de nuevo) muy heterogéneo que agrupa a entendidos locales (pocos), gourmets europeos, potentados de Europa del Este y otros visitantes que parecen epatados sobre todo por las vistas del comedor, literalmente en un voladizo sobre el Atlántico con la mejor panorámica que uno pueda encontrar en restaurante alguno.

Encontramos algunas de las características de su colega de Vila Joya en su menú habitual, aunque con más arraigo al recetario y producto local. Un primer 'snack'de pulpo, sardina de Sagres y tomate asado es un plato de muchos quilates y predispone para lo mejor.En el otro extremo, también encontramos platos muy vistos como el formado por algas, mejillones e infusión de agua de mar (la enésima versión de la moluscada). En este punto es conveniente hacer una precisión, ya que en el transcurso de la cena y tras charlar con el chef Hans Neuner, nos propone romperel menú e incorporar platos a su antojo. Obviamente, la respuesta fue afirmativa y en ese momento comenzaron los fuegos artificiales. El hilo conductor anterior desapareció, el menaje 'ad hoc'para cada plato pareció cobrar más presencia y disfrutamos del que con seguridad es uno de los platos del año, el 'queijo do porco'(literalmente, queso de cerdo), elaborado con partes pocos nobles del cerdo sobre un fondo como solo los grandes cocineros saben hacer y servido en un estuche de madera a modo de queso Camembert. Sabor, profundidad, estética,…un diez.

Mantener el nivel no era fácil, aunque platos como el bogavante con aguacate y soja, la ventresca de atún de las Azores, 'xerém' (una suerte de gachas de maíz) y jamón Joselito 2008 (sí, suena raro pero la combinación funciona), o el carabinero con lentejas beluga y dátil son solo algunos de los platos que permiten mantener la nota de sobresalienteen todo el menú, sin altibajos notables ni siquiera en los postres, que incluían algo tan peculiar como una variedad de pera 'nashi' que están cultivando en Alentejo. ¡Viva la fusión!

Mencionábamos antes la sala y merece la pena pararse unos instantes a describir un entorno mágico, con una vista limpia del océano Atlántico, especialmente si uno se ubica junto al ventanal. Además, la enorme distancia entre mesas es difícil de ver en estos días en que se apura hasta el último metro cuadrado disponible. El servicio es extraordinario. Cercano, familiar y de aparente (solo aparente) informalidad. Algunos de ellos han pasado un buen número de años en el vecino Vila Joya y eso es algo a tener en cuenta.

La carta de vinos es apabullante, con multitud de referencias, especialmente rarezas portuguesas, pero los precios son tan disuasorios que hacen que el tiempo se invierta en descubrir alguna referencia fiable a precios que no causen un innecesario agujero en el bolsillo.

En resumen, el que es para quien esto escribe el mejor restaurante portugués actual, al que quizás sus peculiaridades geográficas, de ubicación o estar dirigido por un chef foráneohacen que por algún motivo sea uno de los que menos se habla (mucho más fácil escuchar referencias de la Fortaleza don Guincho, por ejemplo, mucho más discreto gastronómicamente hablando). En este caso, la relativa discreción parece ser un valor añadido.

Calificaciones

Continuamos esta semana con la crónica de la anterior sobre dos de los mejores restaurantes de Portugal. Hoy nos adentramos en el que, para este humilde Gastrogato, es simplemente el mejor (por encima del Belcanto de José Avillez), aunque conviene matizar algunas cosas antes.

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