Es noticia
Menú
LÚA Barra: la propuesta más desenfadada del gallego Manuel Domínguez
  1. Gastronomía
  2. Los Gastrogatos
Gato Jac

Los Gastrogatos

Por

LÚA Barra: la propuesta más desenfadada del gallego Manuel Domínguez

Sin grandes sofisticaciones, menús largos ni facturas elevadas, Manuel Domínguez recupera en la Barra de Lúa el espíritu de esas comidas para amigos basadas en productos de su tierra

Foto: LUA Barra
LUA Barra

Manuel Domínguez, cocinero y propietario de Lúa, dista mucho de ser uno de esos chefs mediáticos que tan pronto aparece en un programa de televisión como patrocina algún evento remotamente relacionado con el mundo de la gastronomía. De hecho, estoy seguro que muchos de ustedes es la primera vez que oyen (leen) algo de este nombre propio, a pesar de que ha pasado casi una década desde que algunos nos dejamos caer por el primigenio Lúa, en un pequeño local de la calle Zurbano. Los 'flashes' y las notas de prensa rimbombantes parecen provocarle la misma alergia ahora, que acaba de ser reconocido con una estrella Michelin, que en sus comienzos cuando era poco menos que un debutante en la capital.

Domínguez se lanzó al ruedo sin hacer ruido pero atreviéndose a eliminar las entonces intocables cartas, ofreciendo solo un par de menús degustación a un precio de esos que ayudan a generar clientela fiel. Su cocina podríamos enmarcarla en el manido término 'de autor', aunque sin olvidar esos platos arraigados a su Galicia natal. De hecho, ocasionalmente se organizaban 'a puerta cerrada'menús basados en el pulpo, cocidos de Lalín o una 'cata'de panes y empanadas recién traídos de su tierra.

Como no podía ser menos, el éxito del boca a oreja le animó a meterse en un local más 'señorial', en la calle Eduardo Dato y que parecía estar maldito por la cantidad de proyectos fallidos que allí se habían alojado. Estábamos seguros que ese no iba a ser el caso, pero aun así y un par de años tras el arranque, decide que la vida media de los restaurantes gastronómicos apenas supera los diez años en Madrid y por ello decide acondicionar el local para acometer, en el mismo espacio, el proyecto ya reconocido con una estrella y el que hoy traemos a estas líneas, la llamada Barra de Lúa.

Espacio con mucha madera vista, acogedor y con varias zonas (mesas altas y bajas, la propia barra) en los que acomodarse en función del número de comensales y el tiempo disponible.

No esperen muchas sofisticaciones, menús largos ni facturas elevadas. Recuperamos aquí el espíritu de esas comidas para amigos basadas mayoritariamente en productos de su tierra y las ponemos a disposición de todo aquel que quiera disfrutarlas.

Platos como el pulpo 'a feira', seguramente el mejor y más ortodoxo que podamos encontrar en Madrid sin cachelos ni aceite y al que apenas se le añade algo de pimentón picante justifican por sí solo la visita. Como también lo justifica esa maravillosa antigüedad que es la merluza a la romana y que aquí bordan o una versión suave de la casquería, disfrazando unas mollejas de cordero en forma de 'nuggets'. También nos gustan las heterodoxas bravas, elaboradas con colas de langostino tempurizadas.

A veces, nos gusta ensuciarnos los dedos e hincarle el diente a alguno de los tacos disponibles, bien de cochinita pibil (una de las pocas concesiones al exotismo), bien de rabo de toro. Riquísimos ambos.

Cuando uno es poco goloso, es difícil destacar algún postre pero si se animan, el 'coulant' de chocolate (al que sobraba algún tiempo de horno),la crema de queso San Simón o el'semifreddo'de chocolate con rúcula (sí, no se asusten)son una buena forma de acabar una satisfactoria comida.

En el capítulo líquido, supone un plus poder disponer de la carta de vinos del gastronómico, lo cual aporta un buen número de referencias (atentos a los champanes), a unos precios más que razonables.

Servicio muy joven, eficaz y bien dirigido por un Manuel que siempre permanece vigilante.

Ítem más: acaban de inaugurar la temporada de terraza, que sin ser la más acogedora de Madrid, tiene sus adeptos.

Háganse con una mesa, disfruten y piensen que si con esa propuesta informal se puede hacer así de bien, qué sucederá cuando reservemos en la parte más noble a dar cuenta de un pausado y sosegado menú degustación. Pero estoserá objeto de otras líneas más pronto que tarde…

Manuel Domínguez, cocinero y propietario de Lúa, dista mucho de ser uno de esos chefs mediáticos que tan pronto aparece en un programa de televisión como patrocina algún evento remotamente relacionado con el mundo de la gastronomía. De hecho, estoy seguro que muchos de ustedes es la primera vez que oyen (leen) algo de este nombre propio, a pesar de que ha pasado casi una década desde que algunos nos dejamos caer por el primigenio Lúa, en un pequeño local de la calle Zurbano. Los 'flashes' y las notas de prensa rimbombantes parecen provocarle la misma alergia ahora, que acaba de ser reconocido con una estrella Michelin, que en sus comienzos cuando era poco menos que un debutante en la capital.

Cocineros con estrella Restaurantes de Madrid