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Con la llegada de estos fríos polares y de esta tonta semana de acueducto, donde ni se trabaja ni se descansa, sólo tengo ganas de irme a Miami, donde los decorados navideños y las temperaturas primaverales se mezclan con las locuras artísticas que inundan la ciudad en esta época con motivo de la feria Art Basel Miami Beach.

La ciudad arde en fiestas, cócteles, cenas y fiestones nocturnos interminables, donde comida y bebida se mezclan con el glamour que respira la urbe.

La presencia de galeristas españoles como Helga de Alvear, Travesía Cuatro y Elvira Mignoni dan un toque nacional impecable a la feria. Además, en estas fechas los coleccionistas privados abren las puertas de sus casas para enseñar sus colecciones, una ocasión única para verlas todas. En fin, ¡un planazo!

Para todos aquellos afortunados que opten por disfrutar de estas fiestas en el refugio español de los States, el restaurante Dolores but you can call me Lolita es un lugar genial que no pueden dejar de visitar.

Este año me he quedado en Madrid y, pensando en las fechas que se avecinan, me he tirado a las calles en busca de gadgets divertidos de Navidad que le den un toque nuevo a mi ya antigua colección de recuerdos navideños acumulados en viajes, situaciones o experiencias anteriores.

Para mí, es fundamental mimetizarme con los temas del momento. En diciembre, me visto de oro, verde o rojo, me pinto las uñas de rojo y me pongo un abrigo rojo con cuello de piel blanca. ¿Os suena?

Pese a estar a principios de mes, ya tengo la casa hasta arriba de adornos. Este año he comprado unas copas doradas de Zara Home, una tienda donde todo se te antoja. Para el comedor de casa, he cogido en Butlers un mantel de cuadros; y en mi actual tienda favorita, Tiger, un montón de detalles de lo mas kitch: figuritas de fieltro, pegatinas divertidas, pinzas de la ropa de Papá Noel…

Todos estos adornos los voy a mezclar con una vajilla genial de Papá Noel de Living in London, una tienda, un poco más clásica que el resto, pero que le da un estilo nuevo a la casa.

En Ikea la Navidad está al alcance de todos. Cada año me sorprenden con diseños únicos con su toque siempre 'nordic-minimal'. En comida son los mejores: las galletas de jengibre, la casita de galleta para niños, la crema de arándanos, la salsa gravelax para el salmón. Todo de abrir y comer y además está bueno.

El toque clásico francés lo podemos encontrar en Blanc d ’ivoire, donde Suseta, la dueña, hace sus propios adornos con mimbre envejecido y detalles navideños siempre en tonos blanco grisáceos.

Después de este recorrido hiperconsumista por la ciudad, lo mejor es ir a relajarse a Pañpuri, el primer Organic Spa de España, donde te dan unos masajes balineses maravillosos con unos aceites orgánicos de jazmín.

Tras este momento de relax, lo mejor es ir a cenar a Laredo y tomar unos mejillones con mojo de David y unos viñazos de Miguel. Un punto y final perfecto para un día agotador.

Por último, no te puedes perder la decoración navideña de Luzi Bombón. Es absolutamente genial. Yo la llamaría: descomposición mural de X-mas home-chic.