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Farruquito no se va de fiesta
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Farruquito no se va de fiesta

A Farruquito le está sentando bien el talego. En el tiempo que lleva en prisión, el bailaor asiste a las clases de escolaridad y trabaja en

Foto: Farruquito no se va de fiesta
Farruquito no se va de fiesta

A Farruquito le está sentando bien el talego. En el tiempo que lleva en prisión, el bailaor asiste a las clases de escolaridad y trabaja en los cursos de formación del centro, pero no sólo eso: cuando sale de permiso se convierte en un muchacho familiar y respetuoso de las tradiciones.

El joven artista, que permanece en la cárcel de Sevilla II desde hace nueve meses cumpliendo una condena de tres años por el atropello mortal de un peatón, se encuentra en el segundo grado penitenciario, es decir, el que se adjudica a todos los presos en fase de cumplimiento de condena, y desde el pasado mes de septiembre (momento en el que superó la cuarta parte de la condena que le fue impuesta) puede solicitar permisos. El esperado momento llegó por fin durante el puente de Todos los Santos, cuando pudo disfrutar tres días de libertad.

A partir de aquí comenzaron a surgir los rumores: que si Farruquito había pasado de todo, que si se había ido a una juerga flamenca que había durado todo el puente... “No dejes que la verdad te estropee una buena noticia”, dice una broma extendida en la profesión periodística. Y es que nada más lejos de la realidad que esa supuesta farra desbocada durante el puente. En cuanto Farruquito salió del centro penitenciario, el bailaor pudo disfrutar de un almuerzo en compañía de sus seres más queridos. Allí estaba su esposa, pero también su madre Rosario y su hermano Farruco, actual patriarca de la familia.

Las actividades familiares no acabaron con la comida. Los Farruco acudieron en comandita hasta donde se encuentra enterrado el padre de Farruquito, Antonio Montoya Flores. En unas fechas en las que las familias hacen un hueco para ir a visitar las tumbas de los allegados que ya no están, Farruquito y los suyos no quisieron ser menos y se acercaron hasta el cementerio para honrar la memoria de su padre, un gran bailaor que trabajó con artistas como Lola Flores, Manolo Caracol y que participó en Flamenco, de Carlos Saura.

A Farruquito le está sentando bien el talego. En el tiempo que lleva en prisión, el bailaor asiste a las clases de escolaridad y trabaja en los cursos de formación del centro, pero no sólo eso: cuando sale de permiso se convierte en un muchacho familiar y respetuoso de las tradiciones.