Los llantos y las risas de Verdasco

Fernando Verdasco es una de las promesas de la raqueta española. Pero además es una persona muy querida no sólo por el gran público, sino por su familia, incondicionales del tenista. Los suyos, siempre dispuestos a echarle una mano, no dudan en coger la maleta y dirigirse a cualquier rincón del mundo para ver sus progresos.

París, Los Angeles, Miami… son los destinos preferidos de sus familiares, sobre todo de las mujeres de la casa, a las que más les gusta viajar. Madre, hermanas, tías, primas… siempre están dispuestas a pasar las aduanas de cualquier aeropuerto para conocer sitios nuevos. Y es que los traslados de los tenistas son largos y ni el AVE ni el coche son suficientes.

Pero en su vida siempre hay espacio para las risas y los llantos. Carcajadas, y muy sonoras, son las que provoca su hermana menor, una niña de casi diez años que conoce los circuitos internacionales como la palma de sus mano. De hecho, en uno de sus últimos viajes a Wimbledon, donde el tenista debía competir, la pequeña se fabricó su propia credencial para acceder a los recintos deportivos. Y vaya si coló. Vio el partido como una más.

Para llegar a ser tenista, Verdasco ha tenido que derramar algunas lágrimas. Cuando sólo tenía un año de edad, no había manera de que el niño comiera y no llorase. Pero su abuela, lista donde las haya, calmaba su llanto con partidos de tenis, sobre todo los disputados por John McEnron e Ivan Lendl. Y parece que la idea funcionó porque ahora el tenista emula a sus ídolos. Sus próximos destinos son a Dubai, Los Angeles y Miami, lugar al que se apuntan todas las mujeres de su familia… para aplaudirle y también para ir de shopping.