El Chascarrillo
Por
Aramís Fuster, estrella de los tabloides británicos
Deben ser cosas de más allá, de esas que ella domina a la perfección soltando uno o dos conjuros, porque de otro modo no se explica
Deben ser cosas de más allá, de esas que ella domina a la perfección soltando uno o dos conjuros, porque de otro modo no se explica el reportaje que el Daily Mail dedica a “la única bruja cristiana del mundo”, como es presentada. Aramís Fuster tuvo al parecer algún que otro escarceo con James Hewitt, el militar con el que la fallecida princesa Diana de Gales mantuvo un sonado affaire que él se encargó de publicitar convenientemente a través de dos autobiografías. En una conversación con la periodista Victoria Moore, la bruja (como ella gusta de ser presentada) habla con pelos y señales de lo que “ella asegura que fue un romance de diez semanas”.
“Una celebridad española menor con unas inmensas ganas de conseguir la fama”. Así es presentada al público inglés, que no conoce de sus andanzas, la mujer que fuera jurado en el inefable reality de Antena 3 ‘El Castillo de las Mentes Podigiosas’. Mientras explica los entresijos de los encuentros entre el hombre que hizo tambalearse a la monarquía inglesa y la mujer que predijo la derrota de Zapatero en las elecciones del pasado día nueve (como recuerda el Daily Mail, la articulista se encarga de hacer una breve semblanza de Aramís.
La vidente y James fueron presentados por unos amigos comunes en Marbella. “Fue lujuria a primera vista”, afirma la siempre erótica Aramís, que asegura que aunque ella suele hacer pociones amorosas “con James no fue necesario”. Tanta pasión había en la pareja que en una ocasión, estando juntos en un coche, “las ventanas se llenaron tanto de vaho que tuve que limpiarlas con un pañuelo antes de poder arrancar”. Pura pasión desenfrenada, de esas que a ella tanto le gustan.
En su dilatada conversación, Aramís incluso tiene tiempo de explicar a la periodista su preferencia por el sexo tántrico y su tesis de que es posible practicarlo entre personas que se encuentren en lugares diferentes gracias a un “espejo mágico”.
Moore no sale de su asombro cuando habla de la mujer que sustituyó a Rappel en el título de ‘posado esperpéntico con ropa de baño’. “Según las cuentas de Aramís, ahora mismo ella tiene 688 años de edad, lo que significaría que nació en 1320. Asegura estar en su séptima vida tras una serie de reencarnaciones, y que fue quemada dos veces en la hoguera. Una historia más verosímil”, continúa, “es que Aramís –cuyo nombre real es María Antonia Pérez Sánchez– nació en Cataluña en octubre de 1954, por lo que tiene 53 años”.
“A lo largo de los años, su comportamiento estrafalario ha llevado a que sea conocida como una friki”. Un ejemplo de esta extravagancia es, para Moore, “un conjuro para incrementar el tamaño del pecho de las mujeres y del pene de los hombres”.
También dedica un capítulo al culebrón sobre su “intento de suicidio” (entrecomillado también en el artículo original) el pasado julio. “Inicialmente se afirmó que había ingeridoi 70 pastillas y se había administrado cuatro inyecciones de insulina pero Aramís aseguró posteriormente que se había tomado 300”, a la repercusión mediática que recibió y a su desfile de plató en plató para hablar de los supuestos malos tratos infligidos por su marido Yaemil. Hewitt, por su parte, “lleva una triste vida” en Marbella, donde reside “intentando reproducir la existencia de la que disfrutaba en Londres”, asegura la reportera, “aunque trufada de encuentros con brujas”. Dios los cría... y los conjuros les juntan.
Deben ser cosas de más allá, de esas que ella domina a la perfección soltando uno o dos conjuros, porque de otro modo no se explica el reportaje que el Daily Mail dedica a “la única bruja cristiana del mundo”, como es presentada. Aramís Fuster tuvo al parecer algún que otro escarceo con James Hewitt, el militar con el que la fallecida princesa Diana de Gales mantuvo un sonado affaire que él se encargó de publicitar convenientemente a través de dos autobiografías. En una conversación con la periodista Victoria Moore, la bruja (como ella gusta de ser presentada) habla con pelos y señales de lo que “ella asegura que fue un romance de diez semanas”.