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La llamada de Cliff Richard a Iñigo
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La llamada de Cliff Richard a Iñigo

La polémica desatada por el supuesto tongo que le dio la victoria a Massiel en el festival de Eurovisión de 1968 puede convertirse en el cuento

Foto: La llamada de Cliff Richard a Iñigo
La llamada de Cliff Richard a Iñigo

La polémica desatada por el supuesto tongo que le dio la victoria a Massiel en el festival de Eurovisión de 1968 puede convertirse en el cuento de nunca acabar. Por un lado, la que fuera bautizada como la ‘Tanqueta de Leganitos’ se ha vuelto una leona dispuesta a zamparse a todo aquel que cuestiones su honra profesional. Ella ganó con su ‘La, la, la’ porque fue la mejor interprete. Nada de favores, ni compra de votos.

Por otro lado, los diarios británicos han perdido la cabeza y cuarenta años después reivindican el premio para su ‘Congratulations’. A todo esto, aparecen testigos como Alfonso Ussía que corroboran cómo Rosón -ministro del Interior en los ochenta- confirmaba en su día determinadas componendas rayando en la ilegalidad para obtener con sobornos lo que no se ha conseguido artísticamente.

Para rizar el rizo, José María Iñigo está mosqueado hasta el infinito al sentirse utilizado y poner en su boca cosas que nunca ha dicho. “Asumo mis palabras pero no las interpretaciones que se están haciendo sobre lo que se supone que he querido decir”, considera. Asegura que, tras conocer el tema, lo primero que hizo fue ponerse en contacto con Massiel y negar la mayor. Es decir, que él hubiera comentado que en esa edición se compraron voluntades.

Pero quizá lo mejor de todo este enredo es como día a día se van uniendo a la historia primigenia más y más elementos principales y colaterales. El último ha sido el propio Cliff Richard, que enterado del asunto llamó a Iñigo para reivindicar su lugar en el mundo eurovisivo. Menos mal que por el momento no han conseguido desestabilizarle y recurrió al humor para solicitar una segunda oportunidad. Aunque asume que los años no pasan en balde y que cualquier movimiento, como los que realizaba en el escenario cuando era joven, pueden complicarle la vida. Su peluca no aguanta vaivenes bruscos.

La polémica desatada por el supuesto tongo que le dio la victoria a Massiel en el festival de Eurovisión de 1968 puede convertirse en el cuento de nunca acabar. Por un lado, la que fuera bautizada como la ‘Tanqueta de Leganitos’ se ha vuelto una leona dispuesta a zamparse a todo aquel que cuestiones su honra profesional. Ella ganó con su ‘La, la, la’ porque fue la mejor interprete. Nada de favores, ni compra de votos.