Es noticia
Menú
Elena, libre como un pájaro
  1. Noticias
  2. El Chascarrillo
Vanitatis

El Chascarrillo

Por
Vanitatis

Elena, libre como un pájaro

Ni pastelero en Ávila ni jinete hípico. La infanta Elena va por libre desde el día en que la Casa Real anunció el fin de su

Foto: Elena, libre como un pájaro
Elena, libre como un pájaro

Ni pastelero en Ávila ni jinete hípico. La infanta Elena va por libre desde el día en que la Casa Real anunció el fin de su matrimonio con Jaime de Marichalar. Desde entonces, la primogénita de don Juan Carlos y doña Sofía trata de recuperar el tiempo perdido, de retomar amistades dejadas de lado por los compromisos de la vida marital y de hacer las cosas como realmente le gustan: ya no es una niña que tenga que seguir los dictados de sus padres ni tiene que rendir cuentas ante ningún marido.

Ya lo advertía la propia infanta al poco de conocerse el ‘cese temporal de la convivencia’: le iban a sacar novios hasta de debajo de las piedras. Elena es demasiado buen partido, pero no tanto para los hombres como para las revistas: cualquier gesto o el más banal de los encuentros puede convertirse, si no se contextualiza correctamente, en el inicio de una relación.

Elena debió de pensar esto mismo la semana pasada, cuando Diez Minutos publicó en portada unas imágenes de la infanta junto a su instructor hípico Felipe Zulueta acompañadas del titular “Inseparables”.

Por supuesto, en letra más pequeña en la portada y en las páginas interiores de la revista se explica que Zulueta, militar adscrito a la Casa Real y hermano de José Zulueta, asistente personal de la princesa Letizia, “está felizmente casado y no tiene hijos”.

“El militar se portó como todo un caballero con doña Elena y ella respondía con amabilidad a sus galanterías”. ¡Toma ya! ¿Se imagina que un día se dijera de usted que es ‘inseparable’ de su jefe porque se lleva bien con él? Una cosa está clara: sus compañeros posiblemente pensarían que es usted un perfecto practicante del peloteo de oficina, pero para ver una relación amorosa en una actitud simplemente cercana como la de Elena y Felipe hace falta una imaginación tan grande que, puestos a utilizarla, sería mejor escribir una novela y presentarla a algún concurso literario. ¡Cuánta buena literatura se podría hacer con toda ella!

Ni pastelero en Ávila ni jinete hípico. La infanta Elena va por libre desde el día en que la Casa Real anunció el fin de su matrimonio con Jaime de Marichalar. Desde entonces, la primogénita de don Juan Carlos y doña Sofía trata de recuperar el tiempo perdido, de retomar amistades dejadas de lado por los compromisos de la vida marital y de hacer las cosas como realmente le gustan: ya no es una niña que tenga que seguir los dictados de sus padres ni tiene que rendir cuentas ante ningún marido.