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El rey no tropieza dos veces
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El rey no tropieza dos veces

Dice la sabiduría popular, esa que tantas verdades recoge y tantos mitos fomenta, que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la

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El rey no tropieza dos veces

Dice la sabiduría popular, esa que tantas verdades recoge y tantos mitos fomenta, que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, algo que suele resultar bastante evidente cuando vemos las acciones humanas con la perspectiva del paso del tiempo. Dejando las cuestiones filosóficas aparte (¿o quieren ustedes entablar un debate sobre el ser humano y el libre albedrío?), volvamos al asunto del tropiezo y más exactamente, a la caída ‘real’ de la semana pasada.

Como ya se pudo ver en un vídeo de Vanitatis, el monarca ‘casi voló’ durante una cena de gala con empresarios en Barcelona. Unas escaleras endemoniadamente estrechas provocaron un tropezón de don Juan Carlos, que gracias a la ayuda de varios de los presentes no acabó dando completamente con sus huesos en el suelo. Tan sólo unos días después, de nuevo en Barcelona y en una cena de empresarios... ¿Sería el momento de poner en práctica el refrán de la piedra? El rey parece haber conjurado ese fantasma y por ahora, no tropieza dos veces. Además, se encarga de repetírselo a quien quiera oírle.

Junto al rey se encontraba en el Palau Sant Jordi de Barcelona el presidente de la Generalitat, José Montilla, y varios propietarios de pequeñas y medianas empresas que se encontraban allí para recibir los galardones con los que se premia su buen hacer. Lógicamente, los comentarios más o menos jocosos sobre la posibilidad de un nuevo traspiés flotaban en el ambiente, y algunos miraban con atención a cada gesto del rey para ver si acababa convertido en un nuevo resbalón, pero nada de eso ocurrió.

Los platos de la cena se fueron sucediendo al mismo ritmo que los premiados recogían sus galardones, y así se llegó al final de la cena sin ningún traspiés, tropezón o patinazo. Don Juan Carlos, que se sabía el tema de conversación entre los invitados a la cena, remató el acto poniendo en su lugar a los que habían elucubrado con su inestabilidad vertical: “No os pongáis nerviosos que ya ha acabado esto y no me he caído”, sentenció. Palabra de rey, de un rey que no tropieza dos veces con la misma piedra... ni con un escalón.

Dice la sabiduría popular, esa que tantas verdades recoge y tantos mitos fomenta, que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, algo que suele resultar bastante evidente cuando vemos las acciones humanas con la perspectiva del paso del tiempo. Dejando las cuestiones filosóficas aparte (¿o quieren ustedes entablar un debate sobre el ser humano y el libre albedrío?), volvamos al asunto del tropiezo y más exactamente, a la caída ‘real’ de la semana pasada.