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Julio José Iglesias o la rentabilidad de un buen apellido
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Julio José Iglesias o la rentabilidad de un buen apellido

Algunos apellidos abren puertas. Y si no que se lo digan a Julio José Iglesias. Con el ADN del clan de los Iglesias y la templanza

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Julio José Iglesias o la rentabilidad de un buen apellido

Algunos apellidos abren puertas. Y si no que se lo digan a Julio José Iglesias. Con el ADN del clan de los Iglesias y la templanza de los Preysler, este aspirante a cantante está aprendiendo a rentabilizar sus oportunidades en España. Su mudanza hace unos años desde la soleada Miami a la fría Madrid le ha permitido aumentar los ceros de su cuenta corriente gracias a los contratos publicitarios.

En la actualidad, parece que a Julio José, digno heredero de la reina del baldosín, no le falta el trabajo. Y es que desde que apareció en Mira quién baila, su nombre se ha convertido en un reclamo más. Sin salir de nuestras fronteras, le hemos visto promocionar un parque temático y sus atracciones, vender quesos en la pequeña pantalla aludiendo a su conocida madre como sabedora de la receta del éxito e, incluso, ser imagen de una colección de relojes suizos. Ya sólo le falta promocionar bombones.

Entre campaña y campaña, Julio José no olvida su principal sueño: vivir de la música. El joven, algo eclipsado por su hermano Enrique, no tiene suerte en eso de los acordes. Por muchos singles que saca, no logra triunfar en los escenarios. Vamos, que en este caso su apellido pesa mucho como para convertirse en la nueva estrella mundial de la música. Siempre le quedan los anuncios. 

Algunos apellidos abren puertas. Y si no que se lo digan a Julio José Iglesias. Con el ADN del clan de los Iglesias y la templanza de los Preysler, este aspirante a cantante está aprendiendo a rentabilizar sus oportunidades en España. Su mudanza hace unos años desde la soleada Miami a la fría Madrid le ha permitido aumentar los ceros de su cuenta corriente gracias a los contratos publicitarios.