El retiro espiritual de Julián Muñoz sin Isabel Pantoja

Corren horas bajas en el terreno amoroso, al menos para Julián Muñoz. El ex edil marbellí ya no tiene a Isabel Pantoja a su lado, pero como él bien decía, donde hubo fuego, siempre quedan cenizas. Será por eso que aún no ha abandonado la finca La Pera, propiedad de la tonadillera, pese a que ella ha amenazado con echarle.

Mientras espera la reconciliación, Julián pasea de un lado a otro del chalet, del que su ex aún paga la hipoteca. Se pregunta apesadumbrado por qué tiene que dejar esa casa en la que compartió tantos buenos momento y en la que se refugió al salir de prisión.

Algunos apuntan a que la cantante podría estar pensándose perdonar a su amor, al hombre al que, según cuentan, ha amado locamente, con un sentimiento que no desaparece de un día para otro. Pero ese sentimiento no le ha impedido irse a cantar a México, pues con eso paga, entre otras cosas, la hipoteca de la Finca en la que reside Muñoz.

En ese retiro puede que Fosky, aquel amigo inseparable del ex marido de Mayte Zaldívar, vaya a hacerle una visita al hogar, aunque nada se sabe de quien más horas pasara antaño con el ex alcalde. ¿Dónde está Fosky ahora? ¿Irá a La Pera a tomar el té con su amigo, que ahora está triste y alicaído?

Quizá sea él quien le apoye ahora que el teléfono no suena, o al menos al otro lado no se escucha la voz de Isabel y no se le enamora el alma, se le enamora, cada vez que le ve. Pero Julián sigue esperando, en el mismo lugar y sin la misma gente, para que ella al volver no encuentre nada extraño y sea como ayer… y no envíe a la Justicia para desalojarle.