Madonna, fontanera en un hotel de lujo

Rarita es un rato. La cantante Madonna, además de lucir músculo, sacarle los dedos corazones al respetable -que abarrotaba el estadio Vicente Calderón el jueves por la noche- y colocar las piernas en posturas imposibles sentada en su sillón, canta muy bien. Hay que reconocérselo, y monta espectáculo, encandila y enamora como nadie. Continúa siendo la auténtica Reina del pop. Dicen quienes acudieron al concierto que la diva estadounidense tuvo testigos de excepción en Madrid. A saber: Penélope Cruz, la Infanta Elena, Belén Esteban, Hugo Silva, Asier Etxandía, Quim Gutierrez...

Pero la rubia norteamericana, harto conocido es, monta el show también fuera del escenario, por donde pisa deja la impronta. Ha trascendido que la noche que pasó en un conocido hotel de Madrid, lujoso entre los lujosos, mandó hacer toda una obra de fontanería.

Ni corta ni perezosa, y porque no le gusta aposentar sus reales en el retrete usado por otros, dio orden de que se cambiara el WC de la habitación del hotel que ocupó después del concierto de Madrid. Sencillez y discreción no van con ella, ni tampoco lo de poner el papelito de usar y tirar que  hay en todos los hoteles, ya sean de una, dos, tres o cuatro mil estrellas... Huelga decir que trabajo, la mano de obra del artista y el sanitario salieron a precio de oro. De oro del bueno, faltaría más. Pero todo de su cuenta.

Cada cual tiene lo suyo, a unos les da por estrenar retrete y a otros, ya se sabe, por colocar las latas de coca-cola por pares en la nevera o por bañar a sus canes con agua mineral.