¿Existe Jesulín de Ubrique?

Jesulín de Ubrique: torero, marido, amante, cantante, padre... pero, ¿éste hombre realmente existe? ¿Alguién ha oído su melodiosa voz últimamente? El circo de los jesulines es cada vez más ámplio: habla la ex, la mujer, hablan las novias, las lanzadoras de ropa interior, la madre, el padre, las amigas del padre, la tita Carmen, la hermana Bazán...

Hubo un tiempo en que el torero hasta cantaba. Se acuerdan del "Toa, toa, toa, te necesito toooooooa", se prodigaba por los platós de televisión, salía y entraba de su casita en Ubrique o de la finca familiar. Pero hoy este personaje, el protagonista de su historia, permanece más callado que Harpo Marx.

¿Se animará ahora que vuelve a estar prime time con la aparición de la amante de los jesulines, Verónica Salas, que ha contado en ¡Vaya par! una posible infidelidad de María José? Ese torero, el torero de las mujeres, que gusta de hacerse la ruta de los pueblos blancos y hasta la del polvorón.

El sello, la firma Ubrique, grabado a hierro y fuego en la piel de los interesados, ha dado y sigue dando para mucho. Jesulín es una fábrica de crear personajes que ni él mismo se imagina. A su alrededor han crecido aprovechaos de todos los colores que se multiplican como las setas, familiares, amigos, enemigos... y todo por la pasta. Jesulín es una auténtica fábrica de hacer dinero.

Las reivindicaciones de la madre coraje Belén Esteban, que la han elevado a los altares, y las riñas con la que hoy comparte techo y lecho, María José Campanario, son el centro neurálgico en torno al que gira una historia con protagonista de papel couché pero que hoy nos preguntamos si realmente es real o un holograma. Si la frase pija por excelencia es ¡joe, o sea, qué fuerte tía!, la de la rubia periférica es ¡por mi Andreíta, mato!

Los últimos en aparecer en escena son los suegros actuales, o sea, los padres de María José, que no han podido aguantarse quietecitos en el sofá del apartamento y han saltado al ruedo para defender a su pequeña de las fauces de una Belén desmelenada. Y para defender hay que arremeter, que no hay nada como lanzar un par de acusaciones al aire para hacerse famosos y tener bula en los platós. Si Currupipi viviera.... también hablaría, que no quepa duda.