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Ana Obregón prefiere un menú a una mariscada
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Ana Obregón prefiere un menú a una mariscada

De todo hay en la viña del señor, que dice el refrán. No se puede ser diva y alimentarse igual que el resto de los mortales.

Foto: Ana Obregón prefiere un menú a una mariscada
Ana Obregón prefiere un menú a una mariscada

De todo hay en la viña del señor, que dice el refrán. No se puede ser diva y alimentarse igual que el resto de los mortales. ¿Que la mayoría come un filete de ternera? Pues, para tener clase, póngame un caviar. ¿Que las ostras ya no están tan caras y ahora se sirven en bodas, bautizos y comuniones? Pues ahora quiero un chuletón.

Poco importa ir en un tren, de camino a la verde Asturias y que un chef vaya a bordo. Ana Obregón tiene su dieta y nadie le va a cambiar los sabores habituales. A saber, la sexy sexy bióloga no come pescado ni marisco, las especialidades preparadas por la mano experta de un cocinero de la tierra, que se encargó de amenizar con sus pequeñas muestras el camino desde Chamartín a la estación de Oviedo.

Ése es el periplo seguido por los integrantes de la expedición que participan hoy en el segundo descenso solidario del río Sella, cuyos beneficios irán a parar a manos de la organización Mensajeros de la Paz. Y entre ellos, como les avanzábamos el sábado, se encuentra la multidisciplinar Ana Obregón, un ídolo de multitudes.

La actriz es la mujer que ha conseguido recuperar su trono catódico, ahora ocupado por Belén Esteban, aunque sólo sea por unas horas y comiendo un menú del buffet de la clase preferente que, dicho sea de paso, incluye hasta profiteroles de postre.

Pero la fama cuesta, y que te reciban como a Cleopatra cuando sales de la estación para subirte con glamour en un autobús, no es trabajo para cualquiera. Anita, ¡quién te ha visto y quién te ve! Menuda forma de reaparecer, todo el mundo preguntándose donde estabas y como mujer entregada al público que eres, preparas una rentrée como Dios manda. Sin bombones ni fiestas en el jardín para la portada de alguna revista. No señor. Tú lo haces como una reina del pueblo,rodeada de fans que te siguen para lograr tu autógrafo o una foto. Eso es poderío.

¡Que pare el tráfico de trenes!, ¡que corten el tráfico en los alrededores! “¿Viene el príncipe?”, se pregunta una señora, espectante. “No, boba, que el príncipe no va en tren”, le responde otra. “Es la Obregón, creo” sentencia la última. ¡Como para verla muy de cerca estaba la cosa! La expectación entre los cazadores de autógrafos era máxima.

La rodeaban, la admiraban e, incluso, esperaron pacientes a que el autobús al que subió para ir al hotel arrancase y se perdiese en la lejanía. ¿A cuánto se cotizará tras su reaparición un autógrafo de la actriz/presentadora/bióloga? ¿Cambiarán el nombre de alguno de los platos del menú del tren por uno en honor de Obregón? Hagan sus apuestas.

De todo hay en la viña del señor, que dice el refrán. No se puede ser diva y alimentarse igual que el resto de los mortales. ¿Que la mayoría come un filete de ternera? Pues, para tener clase, póngame un caviar. ¿Que las ostras ya no están tan caras y ahora se sirven en bodas, bautizos y comuniones? Pues ahora quiero un chuletón.