El Chascarrillo
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Rafael Amargo sigue los pasos de Carmen Lomana
Lo más fashion ya no son unos zapatos de Louboutin ni un pañuelo de Hermès, que tanto gusta a la jefa maligna de El diablo viste
Lo más fashion ya no son unos zapatos de Louboutin ni un pañuelo de Hermès, que tanto gusta a la jefa maligna de El diablo viste de Prada. Quien quiera ir a la última no necesita un bolso de Chanel o una joya de Chopard, lo más in en estos momentos es llevarse al perro a todas partes.
Aunque ir en Metro es underground, algunos ya han solicitado la posibilidad de llevar a sus mascotas en el transporte público, algo que otros ya hacen con los que pueden meter en algún soporte de pequeñas dimensiones, para desgracia de los alérgicos a estos bellos animales.
Pero no son los únicos. Paris Hilton aprovecha cualquier ocasión para llevar a su amada Tinkerbell, su chihuahua, a cualquier estreno o programa de televisión, y eso crea tendencia. Ya siguió sus pasos Carmen Lomana, que cuando sus amigos no pueden acompañarla a los eventos más chic, se lleva a su Yorkshire Terrier. Lo más de lo más. Algunos aprovechan y piensan que son las ventajas que tiene la soltería. No hay marido ni novio, pero hay un perrito que ladra.
Dado que dos de las mujeres que mejor conocen los secretos de moda han decidido llevarse a sus mascotas de paseo a los actos sociales, otros han querido seguir sus pasos para demostrar que también están a la última. Si la ex Miss España María Reyes aparecía con Pancho, el famoso perro del anuncio de lotería, vestido de esmoquin en la gala de entrega de los Goya, Rafael Amargo no quiso ser menos en Cibeles.
La modelo, vestida por Ana Locking, se llevó al can ataviado, según dijo, con un traje de Adolfo Domínguez. Eso sí, el perro de Amargo no tiene nada que envidiar a Pancho, su amo no sólo le lleva a Cibeles, sino que le sienta en el front row, aunque sólo sea para ver al bailarín pasearse descalzo por la pasarela. Para ser un perro chulo, es mejor ser un perro de bolsillo que un San Bernardo.
Lo más fashion ya no son unos zapatos de Louboutin ni un pañuelo de Hermès, que tanto gusta a la jefa maligna de El diablo viste de Prada. Quien quiera ir a la última no necesita un bolso de Chanel o una joya de Chopard, lo más in en estos momentos es llevarse al perro a todas partes.