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El Chascarrillo
Por
Belén Esteban tenía razón
El cara a cara entre Humberto Janeiro y la que fue su nuera sin papeles durante un tiempo resultó estremecedor. Por un lado, porque ambos se
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El cara a cara entre Humberto Janeiro y la que fue su nuera sin papeles durante un tiempo resultó estremecedor. Por un lado, porque ambos se vistieron con la misma tonalidad amarillo huevo (no de granja, sino de gran superficie) que daba al encuentro un cierto aire de armisticio doméstico. Y por otro porque el conocido como galán de merendero no fue capaz de negar las acusaciones (algunas muy graves) que le hizo la princesa del pueblo. Le echó en cara que la abandonaran en la estación del AVE con su Andrea, una maletita y la bañera de plástico en una imagen totalmente de cuento de Dickens.
Le acusó casi de maltratar “al Jesús cuando no hacía buena faena” y tener atemorizada al resto de la familia. Y, por supuesto, de “llevárselo crudo. Dice que está enfermo y, en cambio, para ir de plató en plató ya lo véis cómo está”.
Belén no se cortó un pelo cuando dijo que para separarla de Jesús “ me montaron una tienda de bolsos de gama alta en Carabanchel (un barrio de gente trabajadora) donde no entraba nadie”. La coopresentadora de 'Sálvame' no se dejó casi nada en la recámara. Igual que ha decidido tomar medidas legales contra el llamado “vecino traidor”, al que ha puesto una denuncia por las últimas declaraciones vertidas en televisión.
Después de la catarsis vendrán nuevas emociones con la aparición estelar de los colaterales: la tita Laly, Campanario, su ex cuñada… Y, por supuesto, el vecino traidor, que continúa manteniendo una excelente relación con Jesulín y su mujer, a los que invita a café cada vez que pasan por Madrid.
El cara a cara entre Humberto Janeiro y la que fue su nuera sin papeles durante un tiempo resultó estremecedor. Por un lado, porque ambos se vistieron con la misma tonalidad amarillo huevo (no de granja, sino de gran superficie) que daba al encuentro un cierto aire de armisticio doméstico. Y por otro porque el conocido como galán de merendero no fue capaz de negar las acusaciones (algunas muy graves) que le hizo la princesa del pueblo. Le echó en cara que la abandonaran en la estación del AVE con su Andrea, una maletita y la bañera de plástico en una imagen totalmente de cuento de Dickens.