María Adánez protagoniza la boda más original del couché

El año pasado, la megaboda de Fiona Ferrer y Jaime Polanco fue la efeméride más recordada durante los 365 días. Importante, influyente… y más calificativos para una celebración que rompió moldes al mezclar amigos de aquí y allá y romper con el dress code tradicional con una novia de blanco y rojo. 2010, en cambio, será recordado como la ceremonia de Victoria de Suecia con Daniel Westling.

Pero mientras las infantas y la princesa de Asturias decidían los estilismos para dicho enlace y la heredera sueca ultimaba todos los preparativos, la actriz María Adánez le daba el sí quiero a David, su ya flamante marido, entre kilts, la típica falda escocesa que lucen los hombres, pamelas de paja y tocados sofisticados. Murphy, que así se apellida el afortunado, es un escocés afincado en el País Vasco y de ahí la estética.

Resultaba curioso ver a la novia con sombrero, con reminiscencias de los años 20, pero sombrero al fin y al cabo y posando a la entrada del convite que se celebró en una finca campestre. Todo era muy agro, pero divertido. Frente a otras bodas de postín, los novios, que se conocieron hace unos meses, hicieron realidad la ceremonia de sus sueños y, a buen seguro, bailaron y tuvieron mucho cachondeo. Además, hay algunos que imaginan que la chunga de la ceremonia era que los amigos escoceses del novio habían llevado las gaitas y se habían animado a interpretar algún tema como hiciera el torero Enrique Ponce en la boda de Fiona Ferrer.