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Sara Carbonero: ¡No sin mis tacones!
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Sara Carbonero: ¡No sin mis tacones!

Sara Carbonero encontraría el consuelo perfecto a tanta crítica constructiva y deconstructiva, en la princesa Letizia y no en la tortilla de patatas de Adrià, creador

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Sara Carbonero: ¡No sin mis tacones!

Sara Carbonero encontraría el consuelo perfecto a tanta crítica constructiva y deconstructiva, en la princesa Letizia y no en la tortilla de patatas de Adrià, creador del género. Ambas han sido testigos de la misma fiebre mediática por cada una de sus actuaciones y sus elecciones a la ahora de vestir.

Quizá el elemento más identificativo de la princesa sean sus plataformas, sus peep toes o las pretty ballerinas que no le ayudan en nada a salvar el abismo que le separa de su marido. Ella se viste por los pies, guste o no. Algunos -los mismos que se llevan la mano a la cabeza con sus salidas de tono- ya le recomiendan que se baje del andamio, porque, de obrera el oficio de princesa tiene más bien poco.

Unos dardos envenados que en el caso de la periodista deportiva toman otros derroteros, más que nada por el nombre y cargo, totalmente diferentes a los de la mamá de Leonor y Sofía. Carbonero no se desprende de sus cuñas, esas que también le permiten estar más cerca de Casillas, ni para comprar el pan o ir a la piscina.

Antes muerta que sencilla es el lema de la nueva estrella del papel couché, que tantos defensores como detractores le están saliendo. Estos últimos no entienden por qué declara que no puede salir de casa sin el rimmel porque le esperan los paparazzi, si su función mediática es la de informar y no escapar del asepticismo. 

Sara Carbonero encontraría el consuelo perfecto a tanta crítica constructiva y deconstructiva, en la princesa Letizia y no en la tortilla de patatas de Adrià, creador del género. Ambas han sido testigos de la misma fiebre mediática por cada una de sus actuaciones y sus elecciones a la ahora de vestir.