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La prensa da plantón a Hugo Silva
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La prensa da plantón a Hugo Silva

Hay actores, actrices, escritores, deportistas y políticos que se permiten el lujo de hacer esperar a la prensa cuando convocan un acto o vetan a determinados

Foto: La prensa da plantón a Hugo Silva
La prensa da plantón a Hugo Silva

Hay actores, actrices, escritores, deportistas y políticos que se permiten el lujo de hacer esperar a la prensa cuando convocan un acto o vetan a determinados medios por su contenido. El problema es que no todos deberían permitírselo porque, de vez en cuando y aunque suene extraño, se activa entre los asistentes la tecla del corporativismo y el personaje en cuestión puede quedarse sin la entrevista en los medios que quizá sí fueran de interés por su repercusión y consiguiente publicidad gratuita.

Esa publicidad, ese anuncio que de vez en cuando proporciona la prensa era el que se buscaba, como sucede siempre en estos casos, con la presentación de la tv movie La princesa de Éboli, protagonizada por Belén Rueda y en la que aparece el actor Hugo Silva. Como en toda presentación –también llamada promoción- los actores tenían que estar presentes para defender su trabajo.

Así lo hicieron, pero, mientras Belén Rueda respondió a todos sin reparo, Hugo Silva decidió por su cuenta y riesgo no conceder entrevistas a los medios del corazón –nunca habla sobre su vida privada- y a las agencias, porque, según asegura, nunca se sabe donde van a acabar esas declaraciones.

Esta decisión, libre y unilateral fue respetada y acatada sin rechistar, eso sí, obtuvo el apoyo del resto de representantes de otros medios, que de la misma forma que Silva había optado por no responder, optaron por no interesarse por lo que el actor pudiera contar. Adiós promoción. Esa es el otro lado de escoger, que cuando es la persona que, de vez en cuando, en los momentos en los que es otro el que puede elegir a quién preguntar tú no estás entre los seleccionados.

Hay actores, actrices, escritores, deportistas y políticos que se permiten el lujo de hacer esperar a la prensa cuando convocan un acto o vetan a determinados medios por su contenido. El problema es que no todos deberían permitírselo porque, de vez en cuando y aunque suene extraño, se activa entre los asistentes la tecla del corporativismo y el personaje en cuestión puede quedarse sin la entrevista en los medios que quizá sí fueran de interés por su repercusión y consiguiente publicidad gratuita.