Amparo Baró, una 'roja' de derechas

Para muchos, Amparo Baró siempre será Soledad Huete, una pasionaria y virtuosa de las collejas sin pelos en la lengua que vivía por y para el comunismo. En la serie Siete vidas dio vida a una republicana acérrima durante siete años, una interpretación que le mereció numerosos premios.

Su papel en dicha ficción -y en otras muchas películas en las que interpretaba a rojas- ha calado tan hondo en el público que éste se niega a aceptar que Amparo Baró se incline hacia la derecha en lugar de a la ceja, ese signo tan característico del presidente del Gobierno, y que tanta risa le produce a la actriz, tal y como declaró recientemente a La Gaceta. "A mí no me gusta la política para ser activa, pero sí para criticar lo que está mal. Un amigo me dijo una vez: 'Tienes que estar siempre contra el poder, sea el que sea'".

Pero ella pocas veces ha manifestado sus opiniones políticas, por eso aprovecha la ficción para hacerlo, aunque eso le genere confusiones de vez en cuando. Como aquella ocasión (lo recogió en su momento la revista Alba) en la que un taxista le dijo: "Usted es roja, ¿no?", y ella contestó: "Eso de roja es una antigüedad". A lo que él espetó: "Pues no hay más que verla en televisión". Amparo entonces le soltó: "¿Y si hubiera hecho de puta?".

Sí ha reconocido, sin embargo, estar en contra de las subvenciones al teatro y al cine ("al arte no se le pone precio" parece ser su lema). Además de ser crítica con la política cultural, le horroriza la discriminación positiva, pese a ser una feminista de cepa. De hecho, un pueblo de Segovia le concedió el premio Matahombres de Oro coincidiendo con la fiesta de las Águedas -en honor a las mujeres-.

También ha llegado a confesar, además de su inclinación a la derecha, que suele marcar la casilla de la iglesia en la declaración de la renta y, aunque no es católica practicante, sí va a misa de vez en cuando.

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