:format(png)/https%3A%2F%2Fdelorean.ecestaticos.com%2Fimg%2Fjournalist%2Fjournalist-vanitatis-default.png)
El Chascarrillo
Por
Elena Salgado, de copas en coche oficial
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, ha dejado de lado, por una noche -la del pasado martes-, su traje de chaqueta y
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F788%2F379%2F27d%2F78837927de2ccd67a81595f917825d08.jpg)
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, ha dejado de lado, por una noche -la del pasado martes-, su traje de chaqueta y su cartera para disfrutar, como el común de los mortales, de la noche madrileña.
Eso sí, lo ha hecho en el coche oficial, siguiendo el ejemplo de otra de sus compañeras, Bibiana Aído, quien pedía a su chófer que la pasara a recoger, a ella y a sus amigas, cuando salían de copas. Quizá tendría que aprender de la ministra de Sanidad, Leire Pajín, quien, hace unos meses, reconocía a la revista Diez Minutos que llevaba años viajando en coche oficial, pero los fines de semana "jamás lo utilizo. Cojo el mío y hago vida normal", aseguraba.
No lo hizo sola, ya que, tal y como cuenta Curro Cañete en su blog de Vanity Fair, compartió complicidades, copas y tapas de Sergi Arola en Le Cabrera -un exclusivo restaurante madrileño- con unos amigos, entre los que se encontraba Ignacio Camuñas, presidente del Foro de la Sociedad Civil, al que el propio Cañete no ha logrado identificar. Camuñas, entre bromas, prefirió no revelar su identidad ante los fotógrafos. En realidad, Ignacio Camuñas es un hombre casado que mantiene una bonita amistad con la vicepresidenta del Gobierno.
No es la primera vez que la ministra de Economía emplea el coche oficial para asuntos personales, bien para ir a la peluquería, a su clase de pilates o envía a su chófer a comprar bombones.
Enlaces relacionados
Leire Pajín, ministra de portada
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, ha dejado de lado, por una noche -la del pasado martes-, su traje de chaqueta y su cartera para disfrutar, como el común de los mortales, de la noche madrileña.