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Isabel Sartorius quema la tarjeta en H&M
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Isabel Sartorius quema la tarjeta en H&M

La aristocracia está en decadencia. Huele a naftalina en la jet set. Ya lo decía Visconti en El Gatopardo hace unos cuantos años. Lejos quedaron los

Foto: Isabel Sartorius quema la tarjeta en H&M
Isabel Sartorius quema la tarjeta en H&M

La aristocracia está en decadencia. Huele a naftalina en la jet set. Ya lo decía Visconti en El Gatopardo hace unos cuantos años. Lejos quedaron los días en los que Isabel Sartorius, exnovia del príncipe Felipe e hija del marqués de Mariño, cogía el avión privadísimo de su amiga Elena Cué, especialista en tiro de pichón y esposa del mega empresario Alberto Cortina, para practicar el shopping por la Quinta Avenida de Nueva York o  por Kensington, en Londres. Ahora, Sartorius, que es íntima de la princesa de Asturias, escoge opciones más asequibles. Practica el low cost desaforadamente.

Este fin de semana, por ejemplo, la televisiva, otrora reina de las conversaciones de la alta alcurnia, se ha dejado ver por la céntrica calle de Serrano de Madrid de tienda en tienda junto a su hija Mencía, fruto de su breve matrimonio con Javier Fitz James Stuart Soto. No entraron en ninguna de las grandes boutiques de la Milla de Oro de la capital, sino que quemaron la tarjeta en H&M, la firma sueca que le hace la competencia a Amancio Ortega. Isabel ejerció con su hija, que ya es toda una mujer, de estilista de cabecera, aunque la joven no le prestó demasiada atención. Existen unas fotografías que lo atestiguan.

Hace unos meses, Sartorius, que últimamente ha lucido un aspecto más desaliñado que lo habitual, fue ‘pillada’ haciendo cola en Día, la cadena de supermercados en la que suele realizar la compra semanal. A más de uno le sorprendió que la mujer que pudo llegar a ser reina de España adquiriese los tomates en el mismo lugar que el resto de los súbditos. El estupor se quedó en agua de borrajas, cuando se supo que la infanta Elena, duquesa de Lugo, hacía lo propio en Mercadona. Ahora es más que probable cazar a alguna señora de bien en Primark, la tienda en la que un bolso no supera los cinco euros, aunque algunas sigan prefiriendo a Hermés por encima del bien y del mal.

La aristocracia está en decadencia. Huele a naftalina en la jet set. Ya lo decía Visconti en El Gatopardo hace unos cuantos años. Lejos quedaron los días en los que Isabel Sartorius, exnovia del príncipe Felipe e hija del marqués de Mariño, cogía el avión privadísimo de su amiga Elena Cué, especialista en tiro de pichón y esposa del mega empresario Alberto Cortina, para practicar el shopping por la Quinta Avenida de Nueva York o  por Kensington, en Londres. Ahora, Sartorius, que es íntima de la princesa de Asturias, escoge opciones más asequibles. Practica el low cost desaforadamente.

Este fin de semana, por ejemplo, la televisiva, otrora reina de las conversaciones de la alta alcurnia, se ha dejado ver por la céntrica calle de Serrano de Madrid de tienda en tienda junto a su hija Mencía, fruto de su breve matrimonio con Javier Fitz James Stuart Soto. No entraron en ninguna de las grandes boutiques de la Milla de Oro de la capital, sino que quemaron la tarjeta en H&M, la firma sueca que le hace la competencia a Amancio Ortega. Isabel ejerció con su hija, que ya es toda una mujer, de estilista de cabecera, aunque la joven no le prestó demasiada atención. Existen unas fotografías que lo atestiguan.

Hace unos meses, Sartorius, que últimamente ha lucido un aspecto más desaliñado que lo habitual, fue ‘pillada’ haciendo cola en Día, la cadena de supermercados en la que suele realizar la compra semanal. A más de uno le sorprendió que la mujer que pudo llegar a ser reina de España adquiriese los tomates en el mismo lugar que el resto de los súbditos. El estupor se quedó en agua de borrajas, cuando se supo que la infanta Elena, duquesa de Lugo, hacía lo propio en Mercadona. Ahora es más que probable cazar a alguna señora de bien en Primark, la tienda en la que un bolso no supera los cinco euros, aunque algunas sigan prefiriendo a Hermés por encima del bien y del mal.