Eyaculación precoz ¿cuándo es demasiado pronto?

Muchos hombres niegan su existencia y muchos de los que han padecido algún episodio en su vida nunca reconocerán que les sucedió, pero no es una leyenda urbana. La eyaculación precoz existe y hay más personas de las que parece que en algún momento han padecido por su causa, pero para reconocer lo que está sucediendo hacen falta agallas y olvidarse de la vergüenza y el pudor, pues no pueden hacer otra cosa que complicar el asunto.

Todo el mundo ha oído hablar sobre la eyaculación precoz, pero ¿qué es? ¿Cuándo y por qué se considera a una persona eyaculador precoz? Según los expertos, se considera que un hombre padece esta dolencia si no consigue dominar durablemente su excitación y la eyaculación llega involuntariamente, sin poder tener control sobre la misma, con la consiguiente insatisfacción para su pareja.

No es un problema muy lejano. Según los cálculos de los expertos tres de cada diez hombres sufrirán algún episodio de E.P., y aunque algunos estudios recientes sitúan la estimación en el 40 % de la población masculina, cuantificar es difícil dado el grado de intimidad que tiene este problema y las convicciones sociales.

Sin embargo, ni todos los que han tenido alguna vez E.P. lo confiesan, ni todas las eyaculaciones más rápidas de lo habitual convierten a un hombre en eyaculador precoz. Según quienes tratan con el tema a diario han establecido unos parámetros que se sitúan en el umbral del minuto si la eyaculación se produce tras la penetración. También puede darse el caso de que se produzca antes de la penetración y, dadas una serie de circunstancias y factores, podría considerarse como eyaculación precoz.

En cualquier caso, los casos de EP leves por causas psicológicas pueden llegar a solucionarse sin la ayuda de ningún fármaco, aunque ese diagnóstico el único que puede darlo es el médico. Por eso, no se debería prestar atención a los anuncios de productos milagro que prometen solucionarlo al instante comprándolos por Internet. Sólo podrían agravarlo. Por mucho que cueste, la única solución es paciencia, ganas de solucionarlo, el control médico y, por supuesto, el apoyo de la pareja.