Es noticia
Menú
Lucía Etxebarría: ese aceite incompatible con las redes sociales
  1. Noticias
  2. Twitting
Alberto Lázaro

Twitting

Por
Alberto Lázaro

Lucía Etxebarría: ese aceite incompatible con las redes sociales

“Odio a los neandertales, delincuentes cibernéticos, psicópatas de la web, víboras amarillas y australopitecos podridos de Twitter”. No me extraña que Lucía Etxebarría escribiese estas palabras

Foto: Lucía Etxebarría: ese aceite incompatible con las redes sociales
Lucía Etxebarría: ese aceite incompatible con las redes sociales

“Odio a los neandertales, delincuentes cibernéticos, psicópatas de la web, víboras amarillas y australopitecos podridos de Twitter”. No me extraña que Lucía Etxebarría escribiese estas palabras al descubrir que un perfil en el microblogging se hace pasar por ella y encima de una manera agresiva, provocadora y sin ninguna educación.

Lo de Extebarría y las redes sociales parece no cuajar. La semana pasada, Facebook le desactivó dos de sus perfiles por haber violado las condiciones de uso de las que tanto presume Marc Zuckerberg. El motivo aparente de esa ‘censura’ fue la utilización de una fotografía ‘pornográfica’  (en realidad era un cuadro colgado en casa de uno de sus amigos) en su cuenta personal y haber suplantado la identidad de Pumuky Guy Debord, uno de los personajes de su novela Lo verdadero es un momento de lo falso, que ella había utilizado para promocionar este libro como si se tratase de una persona real. 

Coincidiendo con la publicación de su columna en el diario ADN, Etxebarría ha aprovechado para explicar que ha podido resucitar su cuenta gracias a tres factores: “Mi persistencia, mi mala leche y mi fama”.

Ahora que ya ha recobrado, al menos, su perfil en Facebook junto a los más de 6.000 seguidores, su pelea con Twitter parece haber empezado. En este caso, una persona anónima ha usurpado su identidad y ella ha solicitado a la empresa que anulen ese perfil, para que ella pueda hacer uso de él. Lo único que han hecho sus organizadores ha sido enviar un correo a la novelista diciéndole que debe enviar un documento que acredite ser quien dice ser para empezar con la investigación pertinente y eliminar a la impostora: “O sea que el gilipollas que me suplanta la personalidad no tiene que probar quien es, pero yo sí, no te jode”, indicaba en una de las notas de su cuenta de Facebook titulada: “Ahora los hijos de puta de Twitter me envían esta carta”.

“Haz lo que te piden y quédate tú con tu propia cuenta en Twitter”, le decía, muy acertado, uno de sus seguidores en los comentarios de esa nota. “Me va a dar un ataque de perrexrevertismo y les  voy a llamar ‘perfecta mierda’ a los de Twitter”,  aseguró la escritora haciendo alusión al desafortunado comentario que hizo Arturo Pérez Reverte cuando cargó contra el ministro Moratinos hace pocas semanas.

Por el momento, la falsa Lucía Etxebarría de Twitter sigue polemizando en la red con tweets subidos de tono y que podrían ser contraproducentes para la escritora: “No entiendo tanto revuelo, leches. Yo soy yo y las circunstancias me las paso por ahí”, twiteaba la impostora hace pocos días.

Sin embargo, el gran Pumuky, protagonista de su última novela, quedará encerrado entre los archivos de Facebook. “Yo controlo mi identidad y mi vida. No tengo control sobre los demás o los acontecimientos pero puedo decidir cómo reacciono y cómo me comporto”, publicó Etxebarría hace unos meses en su perfil de Facebook  a modo de reflexión y sin intuir lo que el futuro la deparaba. Nada más lejos de la realidad, Lucía.  

Sígueme en Twitter en @AlbertoLC

Más 'Twittings'

Jordi González, un hombre con el don de la palabra y del perdón

La última excentricidad de David Bisbal viene de Japón

Los ladrones humanos y las contestaciones divinas de Boris Izaguirre

 

“Odio a los neandertales, delincuentes cibernéticos, psicópatas de la web, víboras amarillas y australopitecos podridos de Twitter”. No me extraña que Lucía Etxebarría escribiese estas palabras al descubrir que un perfil en el microblogging se hace pasar por ella y encima de una manera agresiva, provocadora y sin ninguna educación.