Es noticia
El Gran Wyoming tendió una trampa a Intereconomía TV
  1. Televisión
  2. Carta de Ajuste
Nacho Gay

Carta de Ajuste

Por

El Gran Wyoming tendió una trampa a Intereconomía TV

Aún recuerdo con asombro el día aquel en el que Pablo Motos estuvo a punto de morir ahogado en una piscina repleta de pelotitas de porexpán

Foto: El Gran Wyoming tendió una trampa a Intereconomía TV
El Gran Wyoming tendió una trampa a Intereconomía TV

Aún recuerdo con asombro el día aquel en el que Pablo Motos estuvo a punto de morir ahogado en una piscina repleta de pelotitas de porexpán durante una de las emisiones de El Hormiguero. Se trataba de un experimento muy chulo, muy cool, muy telegénico, que casi le cuesta la vida. A él y a un tarugo que trabaja con él. Aun así, la cosa merecía la pena, claro. No hay que olvidar que el morbo y el share son dos variables directamente proporcionales cuando crecen y decrecen. Hubo personas que pensaron, incluso, que la cuasimuerte de Pablo Motos fue cuasifingida. En realidad, eso es indiferente. Ambas opciones respetarían la naturaleza del medio y la lógica inquebrantable del mercado.

 

Al igual que lo que ha hecho Wyoming este fin de semana. Supongo que están al tanto, así que me ahorro parte de los 'preliminares', que siempre han sido un coñazo. Wyoming aparece en un vídeo -pueden verlo a los pies de este texto- fustigando dialécticamente a una becaria. En verdad, todo era una farsa; una broma puñetera 'made in' El Intermedio para poner en evidencia a los hacedores de un programa insufrible llamado Más se perdió en Cuba que emite una cadena más insufrible aún llamada Intereconomía. Ellos fueron los que pusieron el vídeo de marras en circulación, tras recibir una filtración que venía del propio Wyoming. Que se dejaron meter un gol en toda regla, vamos.

 

Desveló el misterio ayer el humorista en su programa de laSexta -anoche monográfico, claro-, ante una parroquia probablemente entregada a tamaña demostración de facultades. No descarten que hubiera record de audiencia. Y no es para menos. Un tipo dispuesto a ponerse en evidencia durante tres días en infinidad de foros de Internet, programas de radio y televisión, a cambio de unas decimillas de share. Impresionante. Evidentemente, se trata de un hombre hecho por y para el medio. La próxima vez que pretenda sorprendernos, no estaría de más que fingiese su propio asesinato. No se me ocurre una forma mejor y más efectiva de que los medios presten cierta atención a su trabajo.

 

De otro lado está el virtuoso, íntegro e impecable trabajo de Intereconomía TV, que emitió en diversos programas de la cadena un vídeo que le había llegado vía mail anónimo. Eso es periodismo, sí señor. Nuevo periodismo. Sin necesidad de contrastar la información -total, para qué-, montaron incluso todo un señor aquelarre de 'desfasados' dispuestos a comentar los incidentes de semejante hallazgo periodístico. Una “exclusiva mundial”, como lo definió el propio presentador de Más se perdió en Cuba. Supongo que este buen hombre estará desde anoche escondido bajo la mesa del salón de su casa. Me alegro.

 

No es la primera vez que Intereconomía y laSexta tienen un encontronazo. Qué les voy a contar... Tampoco será la última. En realidad, esta es una contienda enraizada en la génesis de nuestro sempiterno paletismo. Todo comenzó allá por 1936. Y todavía hoy se oyen los disparos. Zzzzzzzzzzzzzz.

Vea lo que ocurrió ayer en 'El Intermedio' (incluye vídeo de la polémica):

Aún recuerdo con asombro el día aquel en el que Pablo Motos estuvo a punto de morir ahogado en una piscina repleta de pelotitas de porexpán durante una de las emisiones de El Hormiguero. Se trataba de un experimento muy chulo, muy cool, muy telegénico, que casi le cuesta la vida. A él y a un tarugo que trabaja con él. Aun así, la cosa merecía la pena, claro. No hay que olvidar que el morbo y el share son dos variables directamente proporcionales cuando crecen y decrecen. Hubo personas que pensaron, incluso, que la cuasimuerte de Pablo Motos fue cuasifingida. En realidad, eso es indiferente. Ambas opciones respetarían la naturaleza del medio y la lógica inquebrantable del mercado.