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Telecinco tiene el síndrome de Diógenes
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Telecinco tiene el síndrome de Diógenes

En Telecinco esnifan naftalina. A diario. Polvillos mágicos con reminiscencias del pasado. Estupefacientes lisérgicos volcados sobre un espejo que les devuelve la imagen de sus años

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Telecinco tiene el síndrome de Diógenes

En Telecinco esnifan naftalina. A diario. Polvillos mágicos con reminiscencias del pasado. Estupefacientes lisérgicos volcados sobre un espejo que les devuelve la imagen de sus años dorados, aquellos en los que fueron líderes.

Ayer, a eso de las 14:30, volvió la burra al trigo. No les pesó a los directivos de la cadena el fenecimiento prematuro de otro revival trasnochado que emitían en esa misma franja, El juego del Euromillón, que recorre a estas horas el camino hacia el averno tras poco más de mes y medio de emisión ruinosa.

En su lugar colocan ahora un facsímil remasterizado de aquel Veredicto de antaño que presentaba Ana Rosa Quintana, court show imporatado de la Italia de BerlusconiDe buena ley, lo llaman. Un juez de ‘palo’, dos petardas con mucho tiempo libre y una presentadora, Sandra Barneda, dispuesta a convertirse en la nueva diva del pollo.

Ayer, en concreto, se enfrentaban en directo una suegra y una nuera. La nuera, muy bien puesta, muy bien hablada, quería que la suegra se fuera de su casa y le dejase fornicar tranquila con su marido. El problema es que la casa de la nuera en realidad era de la suegra. Un lío. Pero la suegra tenía la clave: "Yo creo que estas cosas se tienen que hablar en casa". Aun con todo, el juez se fue a deliberar y entre tanto el público del plató dio su opinión. Polemistas de agencia sentados en las gradas a cincuenta euros por barba. (Vea el vídeo del caso)

¿El veredicto? A la nuera, el juez la condenó a seguir aguantando a su suegra. A Telecinco, la hubiera podido mandar directamente a la silla eléctrica. Motivaciones de la sentencia: emisión de basura catódica de forma recurrente y padecimiento deliberado del síndrome de Diógenes, con agravante por exhibicionismo.

¿Funcionará la cosa? Puede que sí, porque estos adefesios conectan con la plebe. También puede que no: ahí están Sardá y los datos de su Tribu como testimonio fehaciente de que el pasado no siempre fue mejor y casi nunca puede ser evocado con solvencia. El último viernes, nuevo mínimo: 9.3%. Contraindicaciones de oler permanente a naftalina. Leer el prospecto antes de aromatizarse.

En Telecinco esnifan naftalina. A diario. Polvillos mágicos con reminiscencias del pasado. Estupefacientes lisérgicos volcados sobre un espejo que les devuelve la imagen de sus años dorados, aquellos en los que fueron líderes.