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Lavar la imagen de la Reina con ácido sulfúrico
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Lavar la imagen de la Reina con ácido sulfúrico

Leyendo el pasado fin de semana El País -quizá fuese ABC, porque últimamente es fácil confundirlos- descubrimos que la Reina ve cada tarde Entre todos en

Foto: Toñi Moreno en una imagen promocional de 'Entre todos'
Toñi Moreno en una imagen promocional de 'Entre todos'

Leyendo el pasado fin de semana El País -quizá fuese ABC, porque últimamente es fácil confundirlos- descubrimos que la Reina ve cada tarde Entre todos en TVE. Este gran hallazgo, revelado dentro de un presunto publirreportaje perpetrado con motivo del 75 cumpleaños de Su Majestad, y hecho muy presuntamente con el consentimiento y los datos facilitados por Zarzuela, provoca congoja y estupefacción lisérgica a partes iguales. De todos los programas que hay en el cátodo, la real casa filtra que doña Sofía ve precisamente este, en el que, con la excusa de una solidaridad fingida que ha despertado incluso las críticas formales de ciertos organismos públicos, se explota el drama de quienes no tienen ni para comer.

Pero algunos han debido pensar que queda muy bien decir que la Reina de España apoya telepáticamente a los pobres mientras se toma un té con pastas en uno de los dieciocho salones de palacio construidos a tal efecto. Para qué quiere la monarquía enemigos teniendo amigos como los que trabajan dentro de sus predios, ayos sin mucha escuela, capaces de lavar la imagen ajada de sus amos con ácido sulfúrico y quedarse más anchos que largos. El suyo es un triunfo mercadotécnico sin precedentes. Ha quedado doña Sofía la mar de bien para la foto fija de su aniversario posando al lado de Toñi Moreno, la presentadora andaluza de dicha verbena. Algo desde luego tienen las doñas en común: su desconcertante desconocimiento del idioma para el que trabajan.

Preysler Sociedad Ilimitada

Para demostrar lo bien que cotiza hoy en día el altruismo mal entendido, Tamara Falcó visitó este miércoles El Hormiguero de Pablo Motos. Allí habló de su reciente visita a Mozambique como embajadora de la nueva línea solidaria de una marca de bisutería. Este negrito con hambre lo patrocina Follie Follie... La hija de Isabel Preysler ha hecho buen acopio de las aptitudes de su madre para el show business y demostró ayer en directo que hay empresa familiar para rato. Tamara departió con Motos de lo divino y de lo humano. Más de lo primero que de lo segundo, porque son su aparcada vocación monjil y esa vena altruista que le ha dado de repente lo que le ha otorgado desde hace meses portadas de ¡Hola!, contratos publicitarios de miles de euros y hasta el papel protagonista en un programa de televisión, We love Tamara, que ha sido sin duda el gran fracaso de la temporada.

Da igual, porque hay que ver lo bien que dan en cámara las sandalias Louboutin, los bolsos de Loewe y sobre todo las pulseras Follie Follie cuando se colocan en el mismo encuadre tres niños del África negra. Afortunadamente para Tamara, las entrevistas de El Hormiguero son más ‘blancas’ e intrascendentes que un capítulo de Pocoyó. Vendido a las necesidades promocionales de las productoras, distribuidoras, editoriales o discográficas de turno, para que le sigan enviando estrellas de postín, Motos no ha hecho en su vida una pregunta mínimamente incómoda que pudiera arruinarle el negociado, ya que necesita cada noche un títere con solera para llevar a efecto sus inaguantables ejercicios de yoísmo. Así que Tamara quedó ayer presentada socialmente como lo que sin duda es: una heroína de La Moraleja digna candidata al Nobel.

Tampoco dapara mucha pregunta compleja la pobre:

- Tamara, ¿cómo te imaginas el infierno?

- Fatal. Es un lugar horroroso. ¿Has visto los cuadros de El Bosco? Pues así.

Desde su casa en Puerta de Hierro, bautizada desde hace años por las hordas trabajadoras como Villa Meona a razón de sus 14 baños, Preysler seguro se sintió orgullosa de su pequeño retoño. Ese mismo día, la matriarca del clanhabía dado una clase magistral de jeta en su revista de cabecera. “Me sigue asombrando la fascinación que despierto en la gente. No entiendo muy bien el porqué, ya que ni canto, ni bailo, ni escribo, ni hago películas”. La resolución de este enigmático teorema encierra el misterio de toda la civilización actual, tanto o más que ‘la partícula de Dios’.

Cuestión de ADN

Otra forma de indudable altruismo es la que practica Telecinco en el late night de los martes y miércoles a costa de los “niños robados”, que son desde hace tiempo un nicho rentable para los rastreadores de vísceras. El programa comenzó como un especial de apoyo a la miniserie sobre el tema pero, ante la generosa acogida por parte de la audiencia, que empalma cada noche los audímetros por encima del 20% de cuota de pantalla, se ha quedado ahí de forma indeterminada.

El trabajo es sencillo. Reconvertido en una especie de Paco Lobatón del nuevo milenio, Jordi González, el presentador, te busca a tu hermano o a tu hijo por toda España y, por el mismo precio, te hace una prueba de ADN. Las familias reencontradas se arrodillan ante quien misericordiosamente les ha prestado tan público servicio a cambio de nada. Ellos, desconocedores de los entresijos de este mundillo infecto, ni siquiera intuyen que sus lágrimas visten de Prada al diablo y que cada anuncio que las patrocina es en realidad el tutor de esa filantropía mayúscula que practican algunos. Piedad, que no misericordia, como reclamaba Galdós.

P.D.: Los Premios Ondas de Prisa también se entregan dentro de un contexto de solidaridad netamente marxista. Este año los principales galardonados son Wyoming, Piqueras y Julia Otero. La derecha ha repartido por su parte las Antenas de Oro para Somoano, Carlos Cuesta y los informativos de Intereconomía. Todo queda en las mejores casas.

Leyendo el pasado fin de semana El País -quizá fuese ABC, porque últimamente es fácil confundirlos- descubrimos que la Reina ve cada tarde Entre todos en TVE. Este gran hallazgo, revelado dentro de un presunto publirreportaje perpetrado con motivo del 75 cumpleaños de Su Majestad, y hecho muy presuntamente con el consentimiento y los datos facilitados por Zarzuela, provoca congoja y estupefacción lisérgica a partes iguales. De todos los programas que hay en el cátodo, la real casa filtra que doña Sofía ve precisamente este, en el que, con la excusa de una solidaridad fingida que ha despertado incluso las críticas formales de ciertos organismos públicos, se explota el drama de quienes no tienen ni para comer.

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