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Buscando besos a medianoche... y algo más
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María José S. Mayo

La hija del Acomodador

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María José S. Mayo

Buscando besos a medianoche... y algo más

Buena música. Una pequeña gran historia. En realidad la misma de siempre: chico conoce a chica y hablan bastante. No, no es Antes del amanecer. Tampoco

Buena música. Una pequeña gran historia. En realidad la misma de siempre: chico conoce a chica y hablan bastante. No, no es Antes del amanecer. Tampoco Once. Ahora le toca a Buscando un beso a medianoche lo de ser una de las películas indies amorososas del momento. Pocos cines la ofrecen, pero merece la pena buscarla. Más que nunca ahora que la Nochevieja ya está aquí: éste es un cuento sobre la búsqueda de amor en la medianoche de las medianoches.

 

El chico es un trabajador de videoclub que sabe que su soledad es la misma que la que viven todos aquellos que en una fecha como ésta se ponen a buscar esa película que les acerque a ciertas emociones; que les recuerda aquello de Pascal de que parece que uno siempre será feliz allí donde no está. Y dónde uno no está pero puede sentir esa felícidad es el cine. Sin duda.

Pensando en el sentimiento de desarraigo emocional del protagonista de Buscando un beso... he llegado a pensar en cómo el cine –como la literatura, pero quizá de una manera más directa, más rápida- abre horizontes y crea expectativas que la vida no siempre sabe devolver. Las amorosas son las que más duelen.

Maruja Torres reconocía hace tiempo que su educación sentimental estaba ligada a imágenes como la de los actores Jeremy Irons y Robert de Niro enfundados en sus hábitos jesuitas en La Misión. La mía se liga -aunque reconociendo el poder de estos dos monstruos- a esa cierta languidez de la belleza de ese joven Gary Cooper –“que estás en los cielos”, que diría Pilar Miró- de Marruecos o Adiós a las armas. También la de reconocer ese misterio que se oculta tras los primeros planos de muchos galanes deshaciendose ante su objeto de deseo, ya sea la Dietrich, la Garbo o Marilyn. Esos segundos son un paso a paso hacía un conocimiento profundo del alma humana oculta tras la maraña cotidiana. Hacia una sabiduría que puede respirar aliviada gracias a una sala de cine.

Un nuevo año está a punto de comenzar y con él renovadas posibilidades de llenar de reservas nuestra capacidad de sentir el más varido abanico de emociones. Si no llega a ser así, si no conseguimos ese beso (o varios) a medianoche de la cinta, otras serán las puertas que abriremos. Seguro. El cine tendrá la llave.

Buena música. Una pequeña gran historia. En realidad la misma de siempre: chico conoce a chica y hablan bastante. No, no es Antes del amanecer. Tampoco Once. Ahora le toca a Buscando un beso a medianoche lo de ser una de las películas indies amorososas del momento. Pocos cines la ofrecen, pero merece la pena buscarla. Más que nunca ahora que la Nochevieja ya está aquí: éste es un cuento sobre la búsqueda de amor en la medianoche de las medianoches.