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Paz Padilla, María Teresa Campos, Tamara Falcó: ¡cómo está el servicio!
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César Andrés Baciero

Mucha tele que cortar

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César Andrés

Paz Padilla, María Teresa Campos, Tamara Falcó: ¡cómo está el servicio!

Pasada la moda, entre los empleados del hogar de los famosos, de sentarse en los platós para contar las aventuras y desventuras de sus empleadores, ahora son las propias celebrities las que presumen de sus asalariados en las redes sociales

Foto: Montaje realizado por Vanitatis
Montaje realizado por Vanitatis

Hubo una época, no muy lejana, en la que el servicio de la casta famosil se paseaba por los platós de televisión y las portadas de las revistas para darse a conocer pregonando las intimidades y virtudes de sus empleadores. Grandes capítulos han escrito para la historia del mundo del corazón y de la traición, entre otros, José María Franco (chófer de Rocío Jurado) y Pepi Valladares (cachicana de Isabel Pantoja e imitadora de la tonadillera). Ahora son las propias celebrities las que presumen de empleados de hogar en los medios de comunicación y en sus redes sociales.

Casi a la vez que a Carmen Lomana conocimos al piloto de su auto, Wilson. Él danzaba como un autómata a la vera de su rubia jefa hasta que un día se cansó de dar vueltas con el coche por la Milla de Oro y se plantó en Telecinco para revelar las opiniones de su jefa sobre Belén Esteban. Un duro volantazo.

Con el reality de Las Campos’ llegó a nuestras pantallas María, una joven latina al cuidado de la matriarca, María Teresa Campos, y su Bigote. Fue una estrella más del docu-reality, brilló tanto que hubo quien no dudó en crearle una cuenta de Twitter para revelar su día a día (ficticio) en el feudo de Teresa. El regular trato que su jefa le profiere en el primer capítulo obligó a María a entrar en directo durante el debate posterior a la emisión del reportaje para confirmar que la señora no era mala con ella. Confirmó, a una audiencia incrédula, que se tratan como íntimas y que ella conoce secretos de la presentadora de ‘Qué tiempo tan feliz’ que nadie más sabe. Para ella quedan, al menos de momento, porque si algo demostró durante la conexión telefónica es que le gusta explicarse.

Cuando uno se había olvidado de que hay gente que tiene quién le prepare las porras a la hora del desayuno, Tamara Falcó se felicitó el cumpleaños a sí misma con una foto en Instagram rodeada del servicio de mamá (el staff de @miraflowers como lo llama ella), incluida la cocinera a la que acusó erróneamente de su aumento de peso. Tamara fue criticada, la familia (a excepción de la abuela materna que estuvo en el ágape) también. La una por bajarse al comedor de servicio en vez de invitar a los curritos al salón principal y los otros por no encontrar un hueco para compartir un trozo de tarta con Tamara. Pasado el calentón, el público entendió que puede que Isabel Preysler no disponga de ocho sillas en la parte noble de la vivienda y que los familiares de la hija del marqués de Griñón son personas ocupadísimas. Tamara hizo oídos sordos a las críticas y salió airosa.

Paz Padilla, sin embargo, sí ha querido-tenido que dar explicaciones tras publicar una imagen de ella desayunando con su hija youtuber, Anna, mientras un miembro de su servicio le sirve leche. La escena, adornada con elementos barrocos navideños, recuerda a Scarlett O’Hara y Mammy en ‘Lo que el viento se llevó’. Al ser tachada de explotadora, la presentadora cooficial de ‘Sálvame Diario’ ha mostrado varias imágenes disfrutando con Anastasia (que así se llama la empleada) vestidas de Papá Noel bajo la leyenda “esta familia de locos os desea feliz Navidad”. Empecinada en demostrar su inocencia, Paz ha sumado a su perfil un collage con distintos profesionales que en alguna ocasión la han atendido bajo el titular: "Por los visto algunos van a decir de vosotros que os he explotado, os quiero porque me hacéis la vida más fácil, sois muy buenos profesionales. Son fotos que he colgado anteriormente en mi Instagram".

¿Excusatio non petita, accusatio manifesta? No lo creo. Sencillamente bajo la dictadura de los haters en la que vivimos, la humorista se ha visto forzada por los usuarios-odiadores de Instagram y animada por su mal carácter a mostrarse como la jefa que probablemente ninguna sea con sus empleados, olvidando aquellas sabias palabras de Federico García Lorca que Bernarda Alba le escupía a la Poncia, su más antigua servidora,: “No tenemos (confianza). Me sirves y te pago. ¡Nada más!”. Por un sueldo digno, servirle los lácteos a Paz Padilla no es ninguna deshonra, ni que te la sirvan, a cambio de una salario, una vergüenza. Y si piensa seguir utilizando esta red social, Paz no debería olvidar aquel mantra de Encarna Sánchez: oyente (usuario) cabreado, oyente para siempre.

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Hubo una época, no muy lejana, en la que el servicio de la casta famosil se paseaba por los platós de televisión y las portadas de las revistas para darse a conocer pregonando las intimidades y virtudes de sus empleadores. Grandes capítulos han escrito para la historia del mundo del corazón y de la traición, entre otros, José María Franco (chófer de Rocío Jurado) y Pepi Valladares (cachicana de Isabel Pantoja e imitadora de la tonadillera). Ahora son las propias celebrities las que presumen de empleados de hogar en los medios de comunicación y en sus redes sociales.

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