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Tres motivos por los que seguir a Bárbara Rey en Instagram
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César Andrés Baciero

Mucha tele que cortar

Por
César Andrés

Tres motivos por los que seguir a Bárbara Rey en Instagram

La popular vedette aconseja a sus seguidores cómo hacer una paella o dónde no operarse los labios además de narrar múltiples anécdotas

Foto: Bárbara Rey. Ilustración de Jate para Vanitatis
Bárbara Rey. Ilustración de Jate para Vanitatis

Bárbara Rey, como celebrity internacional que es, tiene un perfil en Instagram. Su biografía reza “Bárbara Rey”. A buen entendedor pocas palabras bastan. Para describir(se) un personaje con su currículum no es suficiente el espacio que ofrece la red social, es necesario un libro. De varios tomos. ¿Pero por qué seguir a Bárbara Rey cuando uno se cree que lo sabe todo sobre la vedette? Aquí cinco razones:

1. Sus gatos 'gemelos' Benito y Betty. Los mininos son preciosos, de pelaje gris cuidadísimo, ejemplares maravillosos que la presentadora no duda en alabar y colmar de mimos y caricias. Internet está lleno de gatos pero estos son de Bárbara Rey y por eso merece la pena seguirlos más que a ningún otro gato, no son el gato que está triste y azul ni la gata bajo la lluvia, no, son los de la actriz más popular de Totana que persiguen lagartijas y ella las salva de sus garras afiladas. Y nos lo muestra. Pese a las bondades de los morroños, el animal que le robó el corazón es su chimpancé Nico.

2. Nicolás, el chimpancé-señor. Es al peculiar animal al que más post dedica Bárbara y esta es su historia relatada por la propia Bárbara:

Capítulo 1. Estepreciosochimpancé##eranuestrodemishijosymio##tieneunahistoria#oslairécontando.

*Bárbara parece tener algún problema a la hora de confeccionar los hashtags.

Capítulo 2. Sigo con la historia de mi chimpacé Nicolás. Le puse ese nombre porque tuve un novio que se portó como el culo y sabía que le iba molestar que el mono se llamara como él... Llegó a casa triste y asustado... A los dos días mirad qué feliz era, aunque parezca mentira, está matado de risa.

*¿A alguien se le ocurre una venganza mejor contra un exnovio el cual presuntamente no era amigo de los chimpancés?

Capítulo 3. Hola amig@, sigo con la historia de mi mono Nicolás: voy a sintetizar las historia porque no quiero ser pesada.... Su vida con nosotros era muy buena, mis hijos lo querían muchísimo y yo también (…). Tan pequeño no podía estar solo; tomaba biberones cada tres horas como los bebés. Dormía conmigo y de madrugada le daba un biberón de leche. No hacía ni una semana que pasaba esto, cuando él solito se despertaba, encendía la luz, cogía su biberón y se lo tomaba él solito, después me arropaba, apagaba la luz y se dormía abrazado a mí. Se me llenan los ojos de lágrimas recordándole. Ya os contaré...

*Con este post hemos aprendido que Bárbara no sintetiza y se acuesta con los biberones preparados.

Capítulo 4. (…) Los simios son muy inteligentes, sobre todo los chimpancés y gorilas. Aprenden muchas cosas solos y otras se les puede enseñar (…). Comía en la mesa como uno más de la familia, se sentaba en la mesa en cuanto la ponía, cogía su servilleta y esperaba que todos estuviéramos en la mesa para empezar a comer. Es algo que enseñé a mis hijos, él lo copió (…). Le gustaba la paella con locura, cómo no, hay alguno más a quien también le gusta mi paella y no es un mono, bueno... no exactamente... Volviendo a Nico comía con tenedor cuando estaba en la mesa, cuando no le veía lo hacía con la mano, le gustaba más, normal. En muchas ocasiones hacía como que no le veía para que comiese con las manos. Solo quería que supiese hacerlo para cuando íbamos a un restaurante. Eran otros tiempos y nos dejaban entrar con él a muchos sitios. Ya os contaré. Montonazo de besos.

*Bárbara ¿a quién le gusta tu paella y ‘no es un mono exactamente’?

Capítulo 5. Hola amig@s,(...) Nicolás nos estaba esperando, su recibimiento era una fiesta de amor y alegría. Sabía que cenaríamos todos juntos y que además le caería un regalo en forma de comida, después veríamos la televisión, siempre el canal que quisiera Nico. No le gustaba la violencia, tenían que ser películas de amor o de risa. Esto lo descubrí un día que mi Sofi estaba viendo una peli de Rocky Balboa con Sylvester Stallone, que, haciendo un inciso, os diré que Mi Sofi estaba enamorada de Sylvester. Yo le decía pero si es feísimo hija... Quién vino a hablar de gustos..., madre mía (…).

*Quién no quiere que Bárbara escriba unas memorias con estas indirectas, ¿los aludidos?

Capítulo 6. Solíamos ir a la cafetería California, Nico se tomaba un zumo con una pajita, qué pena no poder hacerle fotos como ahora con los móviles. Solía ir una amiga con su marido, está mal que lo diga pero era el hombre más feo que he visto en mi vida; cuando Nico le veía, se volvía loco, le gritaba y si podía le daba una bofetada, no le gustaba, no soportaba verle. Ella me decía no comprendo qué le pasa a Nico con mi marido, ¿por qué se comporta así con mi marido? Claro, yo no le decía ni media. A Nico le gustaba todo lo bonito, puede parecer increíble pero la fealdad extrema o violencia no la soportaba. Después de merendar nos íbamos al cine en el centro comercial a ver una peli que gustase a Nico. Se tomaba un refresco y compartía las palomitas conmigo, a mí me venía muy bien porque se las comía casi todas y yo no engordaba (…).

*Nico era sensible a la belleza.

Capítulo 7. La inteligencia de los chimpancés es increíble, si les enseñas aprenden todo, pero si no lo haces, te ven y aprenden igualmente. A Nico le encantaba el dulce, pero es muy malo para los animales y evitaba darle, bueno el azúcar es malo para cualquier ser vivo. Fijándose aprendió en donde lo escondía, sobre todo el chocolate, los conguitos le volvían loco y a mí también, siempre tenía, los escondía en un cajón de un armario de mi dormitorio, yo cerraba con llave, pero el señorito Nico lo descubrió y cuando no estaba o no me daba cuenta, sigilosamente subía abría con la llave, después el cajón y se los zampaba todos, claro yo me daba cuenta y le reñía, no quería que enfermara, los simios tiene el hígado y pulmones muy delicados. Me pedía perdón a su manera, emitiendo sonidos que ya conocía y a otra cosa, por cierto, un día os haré un vídeo haciendo los sonido de Nico y qué significa cada uno (…) Sigo con Nico, un día le pesqué con la boca llena de conguitos, le dije: ¿qué has hecho golfo? Ya me estás dando todo lo que tienes en la boca, qué tristeza más grande le entró. La verdad es que no podía ser más gracioso. Pena que no hubiese medios como ahora para haberle hecho unos vídeos (…).

Capítulo 8. Buenas noches amig@s. Sigo con la historia de mi amado Nicolas, no mi novio no, mi chimpancé. Los chimpancés necesitan la misma medicación que un ser humano, por ejemplo, hay que ponerles las mismas vacunas que a un bebé, cuando están enfermos toman los mismos medicamentos que nosotros, solo que en la dosis correspondiente como los niños. Esto puede extrañar porque siempre hay gente que le molesta que a veces se nos compare con los simios, a mí en particular me parece mucho más desagradable que tengamos esa similitud genética con los cerdos ¿o no? Bueno, siguiendo con Nico, os diré que tenía una vida estupenda (…) jamás pensé que dormiría con un chimpancé, siempre soñé que dormiría con Robert Redford, después de... ¡claro! Retrocediendo en el tiempo, creo que alguna vez en mi vida, es posible que durmiera con un mono... que no un chimpancé (…).

*A todo cerdo le llega su San Martín.

Capítulo 9. (…) El padre de mis hijos tenía un carácter muy especial, vamos, en pocas palabras, era muyyy gracioso. Todo lo que pudiera molestarme por no decir j… él lo ponía en práctica con ahínco. En una ocasión le dijo a mi hijo Ángel (…) el día de tu cumpleaños te voy a regalar un loro, sabía que yo no quería pájaros en casa. No puedo velos encerrados en una jaula. Cuestión, llegó el día y mi hijo preguntó a su padre que si le traería el loro y como era habitual el padre no lo había comprado; se fue al rastro y le compro uno. Todo esto sin saberlo yo naturalmente. Llegó a mi casa con el dichoso lorito, ¡mira!, ¡estaba tuerto y tenía un ala cortada por la mitad, vamos una joya de loro, digno de una competición! Como es natural en este tipo de animales defectuosos tenía una mala leche... que para qué os cuento. (…) Al poco tiempo llegó Nicolás, eso sí que fue maravilloso. Lo mejor que Ángel padre hizo por nosotros. Nicolás se llevaba fatal con el loro. (…) Nico y el loro nunca se entendieron. La verdad es que con el loro no nos entendimos ninguno, ni siquiera mi hijo.

Como ya os dije el loro no nos caía bien a nadie, además tenía mal carácter; bueno también hay que decir a su favor que si a uno le cortan un ala pues no es para estar contento, es como si a uno le cortan un brazo y encima tuerto del ojo opuesto al brazo (…). Una mañana que el loro estaba todavía con la manta puesta por encima de la jaula. Yo por supuesto dormía, me despertaron unos gritos desgarradores de Nico, subió corriendo a mi dormitorio a decirme lo que le había pasado, me enseña el pie llorando, tenía un picotazo del pu... loro que casi le arranca un trozo de pie, hubo que darle cinco puntos. Le vendaron el pie y volvimos a casa. Se fue directo a la cocina, cogió la jaula con el loro dentro, la zarandeó, la tiró varias veces hacia arriba, no veáis la que se formó. Solo se veían plumas. No quiero ser mala, pero estaba feliz viendo el espectáculo. (…) Barro las plumas de la cocina y nos vamos al salón a disfrutar de otro ambiente. Una hora después volvemos a la cocina para hacer la comida, miro la jaula para ver cómo se encontraba el loro; ¡cuál fue mi sorpresa! El loro no estaba. Se había ido (…). El loro había abierto la jaula, cosa sumamente difícil, tenía un cerrojo de mucho cuidado, pues lo abrió el tío y se largo, vamos que si se largo y no volvió en la vida. Yo me preguntaba cómo es posible con un ala cortada, pues sí, con el ala, tuerto y desplumado, voló, voló y voló. Hay que ver qué verdad tan grande: PODER ES QUERER.

*A ver si el loro era más listo que el chimpancé.

Capítulo 10. (…) Os comenté que los chimpancés necesitan el mismo cuidado que los bebés. Le tocaba la vacuna trivalente, me llamó su veterinario y me dijo: a Nico le toca la vacuna, como paso por tu casa camino de la mía, lo recojo y le vacuno en mi casa. (…) A la hora de comer pasó por casa y se llevó a Nico, (…) a las 17:30 h le llamé y me dijo que estaba muy bien, comiéndose un plátano. ¿Bárbara me dejas a Nico un rato? Vienen unos amigos y nunca ha visto un chimpancé y menos como este y les gustaría conocerle. Le dije sin problema; pasadas dos hora volví a llamarle y me dijo que sus padres iban a su casa y querían ver a Nico, le dije que bien, pero que lo trajese pronto porque ya iba siendo tarde. Pasaba el tiempo y no me traía a Nico. Volví a llamarle y me encontré un contestador en donde decía que se había ido de viaje y que no volvería en un mes, en ese momento creí morir, recordé que en una ocasión me dijo: si un día crece mucho o le cambia el carácter, te lo pueden comprar por 5 o 6 millones de pesetas. Está prohibido traerlos de fuera y Nico ha nacido en cautiverio y tiene todos sus papes en regla. Le dije que jamás, si ocurría algo así, volvería al circo y así sabría dónde estaba. Desconcertada y con el corazón que me estallaba, me fui con mis hijos llorando a la Guardia Civil a denunciarlo. Le llamé muchas veces y nunca más pude hablar con este ser despreciable y malvado. Al tiempo llegó el día del juicio en Móstoles. Su palabra contra la mía y el juez que me dijo: la creo a usted, sé que le ha robado a su chimpancé pero no tengo pruebas y no puedo hacer nada. Nos quedamos destrozados (…). Nicolás siempre está en nuestros corazones. Gracias amigo. Un fuerte beso

3. Consejos. Bárbara Rey lo mismo enseña a sus usuarios a hacer un cordero o una paella que les aconseja no operarse los labios: vaya peasosssss de morros que me pusieron en el 1990. Me dijo el médico que en cinco años desaparecería. Sí sí, ya lo veo, 27 años del ala y aquí sigo. Me llevó una amiga que me adoraba. Me enteré después que llevando gente se lo hacían gratis a ella y a sus hijas. Vaya pieza… Un día os diré quién fue. Aprovecho para deciros que tengáis mucho cuidado con estas cosas de infiltraciones, una no sabe lo que le ponen y es muy peligroso. Un besazo.

*¿Ha llegado ya el día de decirnos quién fue?

Bárbara Rey, como celebrity internacional que es, tiene un perfil en Instagram. Su biografía reza “Bárbara Rey”. A buen entendedor pocas palabras bastan. Para describir(se) un personaje con su currículum no es suficiente el espacio que ofrece la red social, es necesario un libro. De varios tomos. ¿Pero por qué seguir a Bárbara Rey cuando uno se cree que lo sabe todo sobre la vedette? Aquí cinco razones:

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