Querida Cristina Pedroche, sé fuerte que vienen curvas

Ya es 31 de diciembre, último día del año. En apenas unas horas la mayoría de los españoles estarán en sus casas cenando y esperando a dar la bienvenida al 2018 con la habituales 12 uvas de la suerte. Pero por cuarto año consecutivo un rostro televisivo se colará entre los temas de la especial velada (y por supuesto los primeros días del nuevo año).

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No será extraño escuchar a tu madre metiéndote prisa para terminar con la sopa, que tu hermano beba más vino de la cuenta, que tu abuela comente el peinado de su nuera, que tu tío cuente sus batallitas del año o que tu prima espere con ansias ver el vestido de Cristina Pedroche para ponerla a parir. Porque seamos claros, guste o no guste, la joven se ha convertido por méritos propios, en una tradición más de Nochevieja.

La madrileña, de 29 años de edad, genera una expectación sobre su aparición en la pequeña pantalla en los últimos minutos del año que supera toda lógica. Desde que se convirtió, poco a poco con esfuerzo y constancia, en uno de los rostros del entretenimiento español más mediáticos, propios y extraños analizan con lupa todos sus movimientos, cebándose en no pocas ocasiones por sus movimientos personales y profesionales.

Lo que realmente me gusta de tomar las uvas con Pedroche es contagiarme de la buena energía que transmite

Con su vestimenta en las Campanadas en Atresmedia Televisión, sus detractores han encontrado un filón. Antes incluso de saber cómo irá vestida, los calificativos que le profieren no bajan de guarra, opinión que tal vez estos 'haters' compartirán con varios miembros la familia y amigos, pero que por suerte no verán secundados en su totalidad por sus acompañantes.

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De forma orgullosa me encuentro entre los que defienden a capa y espada a Pedroche. En mi casa despedimos sí o sí el año con el canal en el que ella esté. Ver cómo consigue superarse con respecto a las Campanadas anteriores, la originalidad que desarrolla junto a su equipo y cómo presume con tan buen rollo de la elección de su vestimenta me gana.

Pero dejando de lado la superficialidad de la ropa, lo que realmente me gusta de esos minutos televisivos es contagiarme de la buena energía que transmite. La presentadora de televisión es pura naturalidad, ilusión, emoción... y no debemos olvidar que al final es tan solo una comunicadora más que hace su trabajo de forma notable llegando (para bien o para mal) al público, algo básico en este mundillo.

Cris, lo importante es que haces y dices lo que quieres sin importante nada más, algo que espero y deseo que siga siendo así

Por eso, Cristina, desde aquí te mando fuerza para aguantar las críticas lapidarias e injustas que una vez más te llegarán. Por suerte sé que cada vez te afectan menos y hasta te ríes, pero no cualquier persona podría soportar esos comentarios cuyo único fin es hacer daño. Lo importante es que haces y dices lo que quieres sin importante nada más (ni hacer daño a nadie), algo que espero y deseo que siga siendo así. Como bien dicen, lo que no te mata te hace más fuerte. Suerte Cris, y a brillar.