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Ramoncín, un diablo que viene con la lengua afilada
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Juan Manuel Fernández

Vivo Poyeya

Por
Juan M. Fdez

Ramoncín, un diablo que viene con la lengua afilada

El principal escollo antes de hablar con Ramoncín es saber cómo dirigirse a él. Llamar a alguien que tienen ya cincuenta y cinco años con un diminituvo resulta

Foto: Ramoncín, un diablo que viene con la lengua afilada
Ramoncín, un diablo que viene con la lengua afilada

El principal escollo antes de hablar con Ramoncín es saber cómo dirigirse a él. Llamar a alguien que tienen ya cincuenta y cinco años con un diminituvo resulta cuanto menos curioso. "Puedes llamarme Ramón. Así me llaman en casa y mis amigos. Además, en castellano el 'cin' no es un diminutivo. En tal caso sería Ramoncito", confiesa el artista a Vanitatis.

El cantante, cuyo último trabajo con canciones inéditas data de 1998, vuelve ahora a la música con nuevo disco, Cuando el diablo canta, un trabajo donde se saca sus demonios. "Yo no tenía la sensación de que hubiera estado tanto tiempo alejado. He participado en discos con Loquillo, Antonio Vega, sacamos el DVD del 25 aniversario. Parecía como si me hubiese retirado, pero no es así. Me di cuenta que era una cosa de locos la vida que llevaba y me aparté porque era lo que quería", explica.

Pero en el último año se ha dado cuenta de que sigue "sabiendo montar en bicicleta" y, tras muchos años estando en el punto de mira, ahora es su turno para hacer crítica con lo que mejor sabe hacer: música. De hecho, el artista viene con la lengua bien afilada y se descarga contra la jerarquía eclesiástica, los periodistas embusteros, los alcaldes corruptos o la doble moral. "No entiendo que en España todavía persista la idea de moros y cristianos, blancos y negros. Todos tenemos cosas buenas y malas. Al infierno vamos todos. Los católicos tienen la solución y evitan el final. Pero yo lo que quiero decir es que no hay nadie tan bueno para evitar ir al infierno", comenta. "Es más difícil encontrar un ser humano bueno, que uno malo".

Ramoncín sabe de lo que habla. Abanderado de los derechos de autor y cabeza visible de la SGAE hasta que decidió abandonar la sociedad hace unos años, el artista ha sufrido la ira de muchos hasta el punto de ser insultado por la calle o recibir amenazas de muerte. Y aunque ya no tiene nada que ver con aquello, reconoce que a día de hoy sufre las consecuencias hasta en la promoción de su disco. De hecho muchos medios han preferido dar más importancia a su opinión sobre el estado actual de la sociedad que a su vuelta a los escenarios. 

"Es terrible. Podría haber dicho a mi discográfica que no quiero hablar de este tema porque ya está todo dicho, pero por educación contesto. Me ha hecho tanto daño que aquí te das cuenta de que incluso te sustrae promocionar mi disco (...) Señores: ¡Ya está bien! Yo creo en los derechos, pero de ahí a ser la cara visible", confiesa. No obstante, a pesar de este daño, intenta olvidar. "Intento cada día cubrirme las heridas. No se puede vivir en el dolor o el rencor. No guardo sentimientos malos. Prefiero apartarlos". 

No tendrá tiempo para pensar en ello. Y es que, después de viajar a México para cerrar algunos conciertos, Ramoncín tiene por delante una larga campaña de promoción. "La mejor manera de promocionar un disco es estar hablando, yendo a los medios. Yo no digo que no a ninguna entrevista", comenta. Después llegará la hora de presentar el disco en directo. "Espero que en noviembre nos pongamos a ensayar. Tocaremos donde nos quieran, donde haya mil personas o trescientas. Renuncié a las ferias porque vi que aquello no era rock & roll", concluye. 

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El principal escollo antes de hablar con Ramoncín es saber cómo dirigirse a él. Llamar a alguien que tienen ya cincuenta y cinco años con un diminituvo resulta cuanto menos curioso. "Puedes llamarme Ramón. Así me llaman en casa y mis amigos. Además, en castellano el 'cin' no es un diminutivo. En tal caso sería Ramoncito", confiesa el artista a Vanitatis.