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Belén Rueda, ¿la doble de botox de Nicole Kidman?
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Laura S. Lara

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Laura S. Lara

Belén Rueda, ¿la doble de botox de Nicole Kidman?

El botox tiene sus ventajas. Rejuvenecimiento facial rápido, visible, sin cirugía... Pero también sus inconvenientes. Que se lo digan a algunas actrices que han visto mermadas

Foto: Belén Rueda, ¿la doble de botox de Nicole Kidman?
Belén Rueda, ¿la doble de botox de Nicole Kidman?

El botox tiene sus ventajas. Rejuvenecimiento facial rápido, visible, sin cirugía... Pero también sus inconvenientes. Que se lo digan a algunas actrices que han visto mermadas sus capacidades interpretativas por culpa de una adicción a la toxina botulínica. Me refiero a Nicole Kidman. La australiana ha sido descartada en más de una ocasión por productores y directores debido a que ya no confían en sus posibilidades expresivas. Por decirlo de alguna manera.

Kidman es una de las celebrities de las que más se comenta su uso excesivo de esta sustancia que promete la ‘eterna juventud estética’. Pero la ex de Tom Cruise no es la única estrella de Hollywood que ha arruinado su belleza natural por tratar de mantenerla para siempre. Sharon Stone, Michelle Pfeiffer, Meg Ryan, Cher… son otros claros ejemplos.

Sin embargo, y a pesar de la evidencia, la protagonista de Moulin Rouge sigue erre que erre con que la tersura de su rostro se debe a un peinado especialmente concebido para tensar los músculos faciales. Vamos, que según ella no se inyecta -ni se bebe, que es la última moda- el botox, sino que se hace una coleta bien tirante y listo. Sinceramente, creo que de ser posible, esto tan sólo generaría dudas acerca de la verdadera naturaleza de sus ojos rasgados.

Me llama la atención que estas fanáticas de los arreglillos estéticos lleven tan mal el paso de los años, pero sobre todo que no se den cuenta de lo mucho que acaban pareciéndose entre ellas. Buscar en la Red y caer en la cuenta de la semejanza entre los efectos del botox y el colágeno en labios, pómulos o mirada de alguna que otra actriz, da pavor.

Quien parece seguirle los pasos muy de cerca a Nicole Kidman es nuestra Belén Rueda, que esta semana estrena La Princesa de Éboli en televisión. Y es que parece que el hecho de que la compararan profesionalmente con la actriz australiana por sus papeles en Los Otros, la una, y El orfanato, la otra, no es suficiente para la española, quien desde hace un tiempo luce un rostro que deja entrever una incipiente pasión por el botox.

Afortunadamente, esta toxina tiene una gran ventaja, por encima de las citadas anteriormente, y es que si bien se puede poner... también se puede quitar. Pasados unos meses, si no volvemos a la clínica para renovarlo, sus efectos desaparecen. Y Kidman también parece haberse sumado a otra moda igualmente arraigada: la del ‘amor-odio’ por el botox. Jennifer Aniston confesó hace poco que, después de su experiencia, no volvería a usarlo nunca. Lo mismo que su amiga Monica en Friends, Courtney Cox quien, tras otra mala experiencia, describió a esta sustancia como “algo fantástico y horrible a la vez”.

Así, en las últimas apariciones públicas de Nicole Kidman junto a su marido, Keith Urban, hemos podido ver a la actriz muy feliz y sonriente. Algo que el exceso de inyecciones no nos había permitido desde hace tiempo. Ahora, su cara vuelve a mostrar esas líneas de expresión que, lejos de afearla, le aportan calidez, naturalidad, y la alejan de ese rostro rígido casi congelado. Aún queda por ver si Belén (Rueda, porque de la de San Blas mejor no hablar) se da cuenta antes de que sea demasiado tarde.

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El botox tiene sus ventajas. Rejuvenecimiento facial rápido, visible, sin cirugía... Pero también sus inconvenientes. Que se lo digan a algunas actrices que han visto mermadas sus capacidades interpretativas por culpa de una adicción a la toxina botulínica. Me refiero a Nicole Kidman. La australiana ha sido descartada en más de una ocasión por productores y directores debido a que ya no confían en sus posibilidades expresivas. Por decirlo de alguna manera.