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Epístola contra el Simulacro en Cocina (por Arturo Pardos, Duque de Gastronia)
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Epístola contra el Simulacro en Cocina (por Arturo Pardos, Duque de Gastronia)

Amigos, hoy cedo el protagonismo a una firma invitada de lujo, Arturo Pardos. Se trata de una figura clave en la gastronomía de nuestro país, además de

Foto: Epístola contra el Simulacro en Cocina (por Arturo Pardos, Duque de Gastronia)
Epístola contra el Simulacro en Cocina (por Arturo Pardos, Duque de Gastronia)

Amigos, hoy cedo el protagonismo a una firma invitada de lujo, Arturo Pardos. Se trata de una figura clave en la gastronomía de nuestro país, además de un permanente e inquieto agitador. Pardos ha sido ilustrador de La Codorniz, pintor, maestro de arquitectos, gastrósofo, escritor y creador multidisciplinar. Durante 17 años dio forma a La Gastroteca de Stéphane y Arturo, un escenario donde el guión de cada visita era impredecible. El talento de la cocinera francesa Stéphane Guerin unido al universo creativo de Pardos hacía de aquel restaurante un lugar inclasificable e insólito. Stéphane y Arturo, Duques de Gastronia, viven ahora alejados de la capital, en La Maison Rouge. Muchos les añoramos. Espero que disfruten, amigos golosos, de la Epístola de nuestra firma invitada.

 

Epístola contra el Simulacro en Cocina (por Arturo Pardos, Duque de Gastronia)

Puede ser que algún lector de esta Epístola sea gastrónomo, e incluso mamotreto, atributos que suelen ir juntos. Mammóthreptos es voz griega que significa “criado por la abuela”. Así, quien en todo tiempo y lugar pregona: “¡Donde estén las lentejas de las abuelas, que se quiten las demás!” y “¡El cocido de mi madre es el mejor!”, es, etimológicamente y sin paliativos, un mamotreto. España es un país de mamotretos; Francia, también. Y el Reino Unido, Israel, Alemania, Estados Unidos, India… Léanse las declaraciones de todos los cocineros famosos, y las cocineras, claro, que triunfan por doquier y compruébese que todos, sin excepción, chochean sobre las cocinas de sus madres y terruños. Estos fabricantes de simulacros soslayan que la madre, la gastronomía, la patria, la religión, la lengua, son nichos donde reina el gusto como alucinación: “Esto me gusta; esto no me gusta”. El gusto del Mamotreto es la Ley que decide hoy la zafia cultura que nos ahoga. (¡Qué curioso que los del ladrillo y el sifón hayan especulado y deconstruido al unísono!) Pero aquellos gusto, lengua, religión, patria, gastronomía y madre han muerto en Occidente. Por eso, los desamparados chefs simulan guisar en sus teatros del oprobio y ansían fundar, ¡además!, universidades gastronómicas, ahora que la Gastronomía ha muerto. ¡A buenas horas sifones verdes!  

Amigos, hoy cedo el protagonismo a una firma invitada de lujo, Arturo Pardos. Se trata de una figura clave en la gastronomía de nuestro país, además de un permanente e inquieto agitador. Pardos ha sido ilustrador de La Codorniz, pintor, maestro de arquitectos, gastrósofo, escritor y creador multidisciplinar. Durante 17 años dio forma a La Gastroteca de Stéphane y Arturo, un escenario donde el guión de cada visita era impredecible. El talento de la cocinera francesa Stéphane Guerin unido al universo creativo de Pardos hacía de aquel restaurante un lugar inclasificable e insólito. Stéphane y Arturo, Duques de Gastronia, viven ahora alejados de la capital, en La Maison Rouge. Muchos les añoramos. Espero que disfruten, amigos golosos, de la Epístola de nuestra firma invitada.