De los brakets a las pestañas postizas de Letizia

El aspecto físico de la Princesa Letizia ha mejorado desde que decidió dar otra envoltura a su imagen. Primero fue la operación de estética para perfilar su nariz y su mentón.

En el caso del apéndice nasal, se buscó absurdamente una excusa médica para lo que sencillamente era una cuestión de belleza. La aclaración que se dio desde el departamento de comunicación de Zarzuela a instancias de los medios era que doña Letizia tenía el tabique desviado y que esta cuestión le suponía un inconveniente para desarrollar su vida cotidiana. No hubo más datos de dónde, cuándo, cómo y quién fue el artífice de la operación. Por lo tanto, cabía todo tipo de interpretaciones, como que fue el Príncipe quien la instó a operarse porque roncaba.

A falta de datos y con la opacidad que caracteriza todo lo que tiene que ver con la vida no institucional de “los Asturias” los rumores se desataron, cuando lo único razonable era que doña Letizia había sucumbido a los milagros de la estética. Una opción que eligen muchos ciudadanos que no están contentos con su físico o, si lo están, quieren mejorarlos. El único problema era que la Princesa había repetido por activa y pasiva en determinados círculos ajenos a su familia que no quería que la convirtieran en una fashion victim como le sucedía a su clon Rania de Jordania.

“Ella quiere que se la conozca por su trabajo”, dicen los que la han tratado sin darse cuenta que una cosa no es incompatible con la otra y que pueden convivir sin que se hunda el mundo. Y más cuando la monarquía tiene un componente importante de fachada con envoltorio de lazos y celofán. La Princesa no se aplicó la frase de Sean Connery en su papel de 007, no digas nunca jamás, y utiliza parte de su tiempo a embellecerse con tratamientos de láser, vitaminas, ácido hialurónico, bótox y demás elementos que componen las recetas  innovadoras de belleza.

Su última adquisición han sido las pestañas postizas, que se colocan una a una y que ha lucido últimamente, previo al rizado y teñido permanente. Este sistema se ha puesto de moda entre las celebridades y doña Letizia no iba a ser menos.

Los famosos brakets que llegaron a tener identidad propia ante el revuelo que se organizó por los desmentidos “oficiales” forman parte del historial de belleza de la Princesa, igual que el aumento pectoral que dicen volvió a repetir coincidiendo con la intervención nasal. Se sometió a su primera operación de aumento de pecho cuando inició su vida laboral en TVE y era la propia Letizia/periodista la que comentaba el cambio a sus amistades y conocidos. En aquel momento la normalidad imperaba en su vida.

Ahora todas estas “reconversiones” estéticas se han convertido en algo parecido a un secreto de Estado y sus entradas y salidas de los centros de belleza se organizan como operaciones top secret. Ahora hay que estar atentos al próximo cambio fisico de doña Letizia.

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