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Sin tetas no hay Adviento: la razón por la que el calendario de 'Love' no funciona
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Marita Alonso

En la cama con Marita

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Sin tetas no hay Adviento: la razón por la que el calendario de 'Love' no funciona

Buenorras en ropa interior, helados almendrados y carreras a cámara lenta. ¿Es este el camino 'empowering' que realmente necesitamos?

Foto: Emily Ratajkowski es una de las modelos que forman parte del calendario de la revista 'Love'.
Emily Ratajkowski es una de las modelos que forman parte del calendario de la revista 'Love'.

Cuando vi el desfile de Victoria's Secret como estoy obligada a hacer cada año –no solo porque tenga que escribir acerca de él más que sobre mi propia vida, sino porque esa explosión kitsch de alas y purpurina me parece adorable–, me pregunté si este show podía realmente gustar a una feminista. Lo mismo me ha ocurrido al ver los vídeos del calendario de adviento de la revista 'Love', pero al igual que ver el desfile de estos 'ángeles' no me incomoda, el calendario de este año sí que lo ha hecho. Veo una y otra vez los clips y confieso que no los entiendo. Esa pátina de 'femvertising' con el que lo presentan –es decir, el usar el feminismo como herramienta de marketing– me resulta realmente molesto. Aturde ese ansia evidente por diferenciarse del desfile de la famosa firma lencera porque, cuidado, han incluido a una modelo de tallas grandes. Repito: han incluido tan solo a una maniquí XL dentro de las 31 elegidas. Y me inquieta ese mensaje con el que se corona cada clip: "Stay strong".

Cuando veo a Stella Maxwell pedalear sobre su bicicleta estática comiendo un helado (una idea muy original), me viene a la cabeza que solo el uso del recurso de un chupa-chups habría resultado tan manido como fálico para que la modelo lo lama sin descanso. ¿La moraleja? Ni la mismísima Emily Ratajkowski es capaz de inculcarme conceptos como la seguridad en una misma o el empoderamiento, sino que tengo la idea de que la vida es mejor con un cuerpo de escándalo. Y que lo haga, por cierto, sin helados de por medio, a no ser que los lama de forma sexy sin ingerir jamás ninguna de sus (benditas) calorías.

Emily, por cierto, protagoniza el vídeo más polémico de todos, porque mientras que sus compañeras entrenan, ella se revuelca en espaguetis. El crossfit de la pasta; el de toda la vida, ¿no? En mi calendario de clases colectivas no está incluido, pero mañana hablaré con el director del gimnasio para ver si planean incluirlo. Emily es una modelo feminista que cada vez que habla hace temblar al heteropatriarcado, y lo cierto es que logra que veamos cualquiera de sus actos de otra forma incluso cuando estos actos implican restregarse por el cuerpo un plato de pasta en lencería.

“Para mí, la sexualidad femenina y su 'sex appeal', al margen de lo condicionado que esté por ese ideal patriarcal, es realmente poderoso para una mujer si ella así lo siente. La forma en la que visto, actúo, ligo, bailo o practico sexo es mi decisión y no debería afectar a ningún hombre. Ser sexy es divertido y me gusta serlo. No tendría que disculparme por ello. Yo elijo cómo es mi vida y que quiera ponerme lencería sexy solo depende de mí. El poder elegir es la idea central del feminismo para mí”, explica acerca de su intervención. Y qué quieren que les diga: tiene toda la razón. Pero si el publico al que se dirige esta revista es femenino, ¿por qué tengo la sensación de estar viendo vídeos de porno suave? ¿Es necesario ver a mujeres entrenar mientras gimen vestidas con conjuntos de lencería? ¿Por qué no paran de tocarse los pechos y los glúteos? Porque no me entran ganas ni de entrenar, ni de hacerme amiguita de esas diosas que jadean sin sentido mientras dan botes en ropa interior sexy.

"Las mujeres de a pie vivimos en un mundo donde si corriéramos por las calles en sujetador, los hombres se quedarían mirando cómo nuestros pechos se tambalean"

La revista 'Forbes' ha presentado este calendario como “la celebración anual de la femineidad bajo la batuta de Katie Grand”. Por su parte, Grand aseguró que era “festivo y divertido: es todo lo que nos gusta de las mujeres que disfrutan siéndolo en sus propios términos”. Y yo vuelvo a preguntarme si las mujeres realmente queremos lamer helados haciendo spinning o jugar al tenis en tacones mientras una cámara lenta retrata la forma en la que nuestros pechos se contonean. Ashley Graham es la única modelo de tallas grandes del calendario, y lo cierto es que la cámara se detiene en su cara constantemente. Mientras que en los 30 casos restantes la cámara se centra en los pechos, abdominales y piernas de las modelos, cuando la maniquí en cuestión no tiene una talla 38, la protagonista es su cara. Curioso.

Lo sé, Gigi Hadid boxea sin haberse depilado las axilas y la modelo Winnie Harlow exhibe su vitíligo en lencería, pero ¿son estos gestos suficientes como para hacer que el calendario tenga de verdad un mensaje poderoso? ¿Acaso no son un tosco intento de dar un giro político a su anacrónica visión al intentar apropiarse del 'body positivism' y del empoderamiento para no ser criticados en la era post-Weinstein, como sí le ha ocurrido al desfile de Victoria's Secret?

Por otra parte, hubiera agradecido que el encargado de filmar este calendario fuera una mujer y no Phil Poynter, porque quizás así las imágenes resultantes habrían sido más empoderadoras y no un festival de EPF (Erecciones Por Frame). Leonn Ward, por ejemplo, ha dirigido el spot del nuevo perfume de Stella McCartney en el que una modelo baila en un gimnasio. Lo hace, por cierto, con ropa de deporte, porque la mayoría de nosotras no entrenamos en lencería –como sí lo hacen las tops del calendario de 'Love'–. La diferencia entre la mujer que propone Ward y la que propone Poynter es que la primera se ríe y disfruta, mientras que la segunda parece empeñada en que disfrute quien la mira.

Hailey Baldwin grita en su clip: “¡Me encanta entrenar en lencería! Quiero decir, ¿a quién no le gusta?”. Pues sin ir más lejos, a mí, querida Baldwin. Y si realmente vas a un gimnasio en el que puedes entrenar en ropa interior sin que algún hombre te mire de forma lasciva o se aproxime a ti con oscuras intenciones, dime el nombre del mismo o cuéntame en qué utopía vives, porque las demás vivimos en un mundo en el que si corriéramos por las calles en sujetador, los hombres se quedarían mirando cómo nuestros pechos se tambalean. Y eso, precisamente, es lo que hace el calendario de adviento de 'Love'. Lo realmente empoderador sería desnudar –porque se puede ser feminista o mandar mensajes de empoderamiento sin ropa– a las modelos sin que fueran retratadas de forma sexualizada. Tienen 365 días para mejorar la estrategia.

placeholder Portada de 'Antimanual de autodestrucción amorosa' (Editorial Aguilar)
Portada de 'Antimanual de autodestrucción amorosa' (Editorial Aguilar)

'Antimanual de autodestrucción amorosa' (editorial Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.

Cuando vi el desfile de Victoria's Secret como estoy obligada a hacer cada año –no solo porque tenga que escribir acerca de él más que sobre mi propia vida, sino porque esa explosión kitsch de alas y purpurina me parece adorable–, me pregunté si este show podía realmente gustar a una feminista. Lo mismo me ha ocurrido al ver los vídeos del calendario de adviento de la revista 'Love', pero al igual que ver el desfile de estos 'ángeles' no me incomoda, el calendario de este año sí que lo ha hecho. Veo una y otra vez los clips y confieso que no los entiendo. Esa pátina de 'femvertising' con el que lo presentan –es decir, el usar el feminismo como herramienta de marketing– me resulta realmente molesto. Aturde ese ansia evidente por diferenciarse del desfile de la famosa firma lencera porque, cuidado, han incluido a una modelo de tallas grandes. Repito: han incluido tan solo a una maniquí XL dentro de las 31 elegidas. Y me inquieta ese mensaje con el que se corona cada clip: "Stay strong".

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