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Tinder surfing: cuando las apps de ligar se convirtieron en Airbnb
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Marita Alonso

En la cama con Marita

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Tinder surfing: cuando las apps de ligar se convirtieron en Airbnb

Hay una nueva tendencia en Tinder, pero lo que no nos han comentado es que esta corriente solo es recomendable para algunos. ¿Para quiénes? Para los hombres, claro

Foto: ¿Te convence esta modalidad de Tinder? (Imagen: Revenge)
¿Te convence esta modalidad de Tinder? (Imagen: Revenge)

He de confesar que tengo dos vicios ciertamente absurdos. No son el tipo de hobbies que ocultas a tus amigos por el hecho de ser humillantes, sino porque son ridículos. A uno de ellos lo llamo pornografía inmobiliaria, y me temo que no consiste en acostarme con mis ligues en pisos piloto, sino en visitar webs en las que alquilar y comprar casas para poner como filtros precios que jamás podría pagar. Esta actividad masoquista y carente de sentido alguno me hace disfrutar observando los casoplones a los que tendría acceso si fuera millonaria, algo que, por si había alguna duda, no soy.

Mi segundo vicio es buscar qué es lo último que se lleva en Tinder o cuáles son los términos más novedosos para hablar de fracasos sentimentales, y ambas búsquedas devienen en un sinfín de resultados. Pero mi último hallazgo me ha resultado realmente espeluznante. Se llama Tinder surfing y consiste en utilizar la aplicación para tener alojamiento gratuito cuando viajas. Ni booking ni Airbnb, queridos míos. Un buen match te ahorra los gastos de alojamiento, pero... es más que probable que te aguarde algún que otro disgusto.

Esta tendencia la ha impuesto un belga llamado Anthony Botta, y la verdad es que Botta tiene dos cosas a su favor que han hecho posible que instaure esta corriente. La primera, que tiene 25 años, por lo que todavía se cree invencible. La segunda es que Anthony es hombre. Es decir, no sabe lo que es temer dar con un violador ni tener que acostarse con el que le deje quedarse en su casa como moneda de cambio. Porque si crees que las mujeres que lo alojan lo hacen a cambio de sexo, te equivocas. Solo se acuestan si hay atracción mutua. Lo sé: esta frase es superlógica, supernormal. Porque es obvio que para que dos personas se acuesten, ha de haber consentimiento, ¿verdad? No hace falta que dé datos que ratifiquen la triste realidad, que es que a muchos hombres esta afirmación les resulta inexplicable. Habrá más de una mujer que, al saber que un hombre la acepta en su hogar de forma gratuita, dé por hecho que el hombre en cuestión espere algo a cambio. ¿Soy una exagerada? Pregunten a sus amigas qué pensarían ellas y sorpréndanse con sus respuestas.

No puedo dejar de relacionar esta práctica con el 'darte por follada', que viene a ser la creencia que muchas mujeres tienen de que si han subido a la casa de un hombre o si han dejado que un hombre suba a la suya, han de acostarse con él. Como la sociedad nos impone la idea -y no solo el porno- de que las mujeres estamos sobre la faz de la tierra para satisfacer a los hombres, creemos estar en deuda con ellos siempre. Y por cosas como esta luego no entendemos el que la fotógrafa que acusó de acoso a Aziz Ansari no se fuera de su casa; porque a muchos les es difícil comprender que realmente el miedo acompaña a las mujeres cuando van a un lugar íntimo y privado con un hombre al que conocen poco o al que incluso conocen. Es entonces cuando se impone lo que se conoce como disonancia cognitiva, que ocurre cuando has de gestionar dos pensamientos contradictorios sobre un suceso. Si ese hombre por el que sentías atracción hasta hacía un segundo, de repente, se comporta de forma abusiva o desagradable, ¿cómo has de reaccionar? En primer lugar, la sorpresa te paraliza, y luego le llega el turno al miedo, que en muchos casos emerge al no saber cómo va a reaccionar el hombre en cuestión ante la negativa.

¿Que por qué os cuento esto cuando estaba hablando de una nueva tendencia de Tinder? Porque esta tendencia es muy bonita, muy divertida y ofrece un gran titular cuando es un hombre el que la practica, pero si eres mujer, es realmente peligrosa. Incluso si te apuntas a la tendencia siendo la que hospeda al ligue, te expones a una situación más peligrosa que el hombre que lo hace.

Lo sé: el escritor de la novela 'Misery' no lo pasa bien con la siniestra mujer que lo cuida en su convalecencia, pero es poco habitual que una señora golpee tu pierna para evitar que puedas moverte. En cambio, lo de que un señor ataque a una mujer para que no pueda moverse -y lo que sigue- no es tan extraño.

Conclusión: esta tendencia es muy divertida, pero, querido Anthony Botta, espero que seas consciente de lo afortunado que eres por no tener que temer que la mujer que te hospeda quiera algo a cambio.

placeholder Portada de 'Antimanual de autodestrucción amorosa' (Editorial Aguilar)
Portada de 'Antimanual de autodestrucción amorosa' (Editorial Aguilar)

'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.

He de confesar que tengo dos vicios ciertamente absurdos. No son el tipo de hobbies que ocultas a tus amigos por el hecho de ser humillantes, sino porque son ridículos. A uno de ellos lo llamo pornografía inmobiliaria, y me temo que no consiste en acostarme con mis ligues en pisos piloto, sino en visitar webs en las que alquilar y comprar casas para poner como filtros precios que jamás podría pagar. Esta actividad masoquista y carente de sentido alguno me hace disfrutar observando los casoplones a los que tendría acceso si fuera millonaria, algo que, por si había alguna duda, no soy.

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