San Blas llora a Belén Esteban

Unos lloran cuando se va y otros quieren que se marche cuando apenas ha llegado. Esa es la controversia que está llamada a crear Belén Esteban allá donde vaya y allá donde viva.

“¡Mirad! ¡Los vecinos que no me quieren!”, decía ella a la prensa este fin de semana mientras abandonaba definitivamente su barrio de toda la vida, San Blas. En ese momento, decenas de vecinos la despedían entre aplausos y gritos: “¡Belén, Belén!”. Ella, que no pudo aguantar las lágrimas, se metió en un taxi emocionada junto a Andreíta y se marchó.

 

Era algo esperado y deseado por la princesa del pueblo pero, aun así, una situación difícil para alguien que ha vivido toda su vida en el mismo barrio. Atrás quedará esa seña de identidad y la puerta de las rejas rojas que tantas veces ha cerrado en las mismas narices de los periodistas.  

 

Sin embargo, su nuevo reino, Paracuellos del Jarama, no parece darle la bienvenida del mismo modo que sus paisanos de San Blas le despiden. De hecho, sus nuevos vecinos han visto recelosos la llegada de la princesa del pueblo. Su nueva urbanización, llamada MiraMadrid, no quiere a Belén Esteban. Ella, ante estas opiniones, se ha mostrado crítica y ha dicho que si tienen algún problema que llamen a la policía, según indicó a la revista Pronto.

 

Odiada y amada a partes iguales, Belén ya está viviendo en su nuevo hogar, junto a su familia, y tiene tanta ilusión con esta nueva etapa que incluso ha invitado por carta al mismísimo Rey de España a la inauguración del palacio. Algo difícil aunque siga ostentando el título de princesa. 

 

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