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Agua con limón exprimido para el rey y caviar para la infanta Cristina
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Agua con limón exprimido para el rey y caviar para la infanta Cristina

Ni refrescos, ni vino ni cerveza. Lo que toma don Juan Carlos entre horas es agua con limón exprimido. El zumo de limón, de hecho, es uno de

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Agua con limón exprimido para el rey y caviar para la infanta Cristina

Ni refrescos, ni vino ni cerveza. Lo que toma don Juan Carlos entre horas es agua con limón exprimido. El zumo de limón, de hecho, es uno de sus ingredientes predilectos y no duda en echarlo a modo de aliño en cremas y pescados. Tal y como desvelaba esta semana la revista Interviú, los gustos de la Familia Real en lo que a alimentación se refiere son muy dispares.

Mientras el rey se decanta por el zumo de naranja, el jamón york en lonchas, el queso Quark con sal, las tostadas de pan Bimbo, la mermelada de naranja amarga y café cortado (todo ello para el desayuno), el vinagre de Módena y el azúcar moreno como acompañantes de los platos, las sardinas picantes servidas de una forma muy específica, el embutido cortado a mano, el roast beef, el pisto con huevo, las croquetas de bacalao, jamón o pollo, la paella con abundante arroz y poco tropezón y los buenos vinos, entre otros gustos culinarios.

Los de Letizia, por ejemplo, se alejan notablemente de aquella supuesta dieta estricta que apuntaron algunos medios chilenos en su momento. Nada de alimentarse exclusivamente de verduras repletas de agua como espárragos, pepinos o lechuga.

El informe que maneja el Grupo 45 del Ejército del Aire, encargado de transportar a las autoridades del Estado, recoge que a la princesa de Asturias le encantan las lentejas, concretamente las de la variedad pardina. Suele pedirlas en ensalada con pollo y también como primer plato. Las aceitunas negras, el pan de chapata con ibéricos, el gazpacho Alvalle, los espárragos verdes, los frutos rojos, el Nestea sin azúcar, los zumos biofrutas sin plátano, el agua con gas y la coca cola light, además de las chocolatinas Kit Kay y Toblerone y los kikos son los productos gastronómicos que no deben faltar en el avión de las Fuerzas Aéreas al que se suba la esposa del heredero al trono patrio.

Lo cierto es que Letizia es de buen comer. Ya lo demostró en Oviedo, en el banquete de gala con el que el Principado de Asturias agasajó a los príncipes, o aquella otra ocasión en la que ella y su marido acudieron a cenar a un restaurante mexicano en el que dieron buena cuenta de los tacos mexicanos, quesadillas, nachos, ceviche, frijoles, enchiladas, chilaquiles y daiquiris.

Las preferencias de la infanta Cristina, sin embargo, son algo más sibaritas. Rechaza el pollo, la carne, el jamón y el desayuno. En su lugar prefiere el caviar, los pescados y vegetales, la ensalada sin pimiento ni pepino, el chocolate negro y los canapés.

La infanta Elena, por su parte, es algo más modesta en sus peticiones. Basta servirle canapés, Nestea sin azúcar y agua Solán de Cabras para que quede satisfecha. Su hermano Felipe no le va a la zaga y se conforma con los canapés, la fruta pelada o en pieza y los paquetes de patatas fritas.

En cuanto a la reina Sofía, gusta de tomar menús vegetarianos, fruta que no sea azucarada en el desayuno, palmeritas y pastas de la confitería madrileña Embassy y Actimel.

Ni refrescos, ni vino ni cerveza. Lo que toma don Juan Carlos entre horas es agua con limón exprimido. El zumo de limón, de hecho, es uno de sus ingredientes predilectos y no duda en echarlo a modo de aliño en cremas y pescados. Tal y como desvelaba esta semana la revista Interviú, los gustos de la Familia Real en lo que a alimentación se refiere son muy dispares.

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