Vírgenes hasta el matrimonio o ¿quién dice que no?

Algunos de ustedes ponen en duda mi forma de exponer las cosas. No se lo critico. Lo acepto y lo doy por válido como lo hago cualquier pensamiento que difiere tanto del mío como del suyo. Siempre hablamos de sexo, de fantasías, de nuevos comportamientos sexuales y de los antiguos.

De la misma forma que hablamos de quienes optan por la masturbación como forma de descubrimiento personal o de la búsqueda del placer mediante el sexo tántrico, hemos de hablar de una nueva corriente, que en realidad es tan antigua como lo es la humanidad: La intención de mantener la virginidad hasta el momento de haber contraído matrimonio.

En España los que se confiesan y se enorgullecen de ser católicos acérrimos reconocen optar por esta vía. Muy loable –permítanme la opinión personal, porque es una de las vías por las que cada cual hace con su sexualidad lo que estima oportuno- pero no una opción tan minoritaria como parecen demostrar las estadísticas a nivel nacional.

En Estados Unidos esta corriente gana cada vez más adeptos gracias a que algunos de los ídolos juveniles se han sumado a la causa, véase los Jonas Brothers o el cantante Justin Bieber –tal vez ustedes no lo conozcan, pero sus vídeos han superado en número de visitas a Lady Gaga en Yotube. Ellos han proclamado a los cuatro vientos su intención de mantenerse castos y puros hasta pasar por la vicaría, y, de paso, ha cundido el ejemplo entre sus seguidoras.

Ahora que Bieber está con Selena Gómez, quien también se demostraba seguidora de esta corriente –algo público gracias a un anillo que al parecer lucía desde los doce años y que ahora ha decidido quitarse-, parece que ambos están pensándose lo de mantenerse al margen de las relaciones sexuales hasta el matrimonio, y es que la tentación es grande.

La primordial razón para esta nueva tendencia son las creencias religiosas, basadas en el cristianismo más arraigado, una corriente que en Estados Unidos también mantiene el llamado Tea Party. Así pues, también la política entraba en juego y lo hacía con un programa lanzado en 2008 que realizaba un estudio sobre el efecto de abstinencia sexual entre los más jóvenes.

Después de eso vendría la campaña Silver Thing, que hizo que, al igual que los singles buscasen sus seña identificativa, los que abogaban por la defensa de la virginidad hasta el matrimonio se colocasen un anillo de plata en el dedo –aquel que lucía Selena Gómez- para mostrar al mundo cual había sido su opción. Y en esto, como en muchas otras cosas, y por suerte, todo es cuestión de que uno mismo decida qué quiere hacer con su cuerpo y con su vida. Ustedes eligen. 

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